sociedad

El Centro de Menores de Tinajo, un claro ejemplo de integración

Un entorno de acogida, educación inclusiva y actividades compartidas son las claves del éxito

Centro de Menores de Tinajo
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Cathaysa Lemes

Imagen de archivo

Bryan Estupiñán

Tenerife - Publicado el

2 min lectura

En medio de la crisis migratoria, con dificultades en diversos centros de menores, surge una historia inspiradora desde Lanzarote. El Centro de Menores de Tinajo se destaca por ser un lugar donde menores migrantes y jóvenes canarios conviven en un ambiente de respeto y cooperación. La directora del centro, Cathaysa Lemes Santana, asegura que la clave de esta integración radica en el apoyo de la comunidad y en una dinámica que permite a cada joven sentirse cómodo y aceptado.

Un municipio comprometido

“El municipio de Tinajo nos ayuda mucho”, dice Lemes. “Las autoridades siempre nos han acogido, nos han apoyado e integrado en las actividades locales, lo que facilita que los niños estén cómodos y contentos”. El centro, conocido por sus años de funcionamiento, recibe el apoyo tanto de las instituciones como de los habitantes de Tinajo, algo que Lemes considera fundamental para el éxito del proyecto.

Sin protocolos específicos, pero con inclusión inmediata

Cuando se le pregunta si siguen algún protocolo específico para la convivencia entre jóvenes de diversos orígenes, Lemes aclara que no, pero subraya la importancia de la inclusión desde el primer momento: “Lo que hacemos es formalizar las matrículas en los colegios e institutos lo antes posible y ofrecer diferentes actividades extraescolares”. Esta rápida integración, según la directora, contribuye a que los jóvenes se familiaricen con el idioma y la cultura, haciendo más llevadera su adaptación.

La importancia del deporte y el vínculo afectivo

Algunos prefieren el fútbol; otros, el baile, baloncesto o incluso el tenis. “La actividad deportiva ayuda a que los menores conecten entre ellos y encuentren su espacio”, explica Lemes. Sin embargo, hay algo aún más esencial en el trabajo del equipo de Tinajo: acompañar emocionalmente a los chicos, quienes a menudo están lejos de sus familias. “Tienen llamadas semanales con sus familias, y en el centro intentamos dar respuesta afectiva para que no se sientan tan vulnerables”, comenta.

Un centro al límite de su capacidad

El Centro de Menores de Tinajo también enfrenta retos, como la sobreocupación. Actualmente, el centro está sobre plaza, algo que dificulta el tiempo de atención a cada joven. “La sobreocupación hace que sea complicado dedicar a cada menor el tiempo que necesita, pero hacemos todo lo posible por darles ese apoyo”, señala Lemes. Esta situación es una de las principales preocupaciones de la directora, quien sabe que la dedicación y el cariño que los menores reciben son claves para su desarrollo.

La historia de Tinajo es una muestra de cómo la integración es posible cuando hay voluntad y apoyo social. Con centros como este, la isla de Lanzarote ofrece un ejemplo de convivencia y respeto, una realidad que Cathaysa Lemes Santana y su equipo esperan seguir manteniendo y mejorando cada día. “Esto también ayuda mucho a los adultos a reflexionar”, afirma la directora, dejando claro que la armonía en Tinajo no solo es un logro para los menores, sino una lección para toda la comunidad.

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