La conmovedora historia de un niño grancanario que ha vencido a la leucemia: “Fue él mismo quien tiró de toda la familia”

Para una familia, que a un hijo le diagnostiquen una enfermedad tan dura como una leucemia es uno de los golpes más duros. Esto mismo le pasó a Nauzet y Sara, los padres de Elías. Es una familia del Carrizal, en Gran Canaria. En 2023 le dieron la triste noticia. Pero Elías es un guerrero y sacó adelante el tratamiento hasta que hace tan solo unos días le notificaron que estaba curado. Ante la gran noticia, sus padres le armaron una fiesta.

A la salida de su casa había una limusina. Él, enfundado con la camiseta de la Unión Deportiva Las Palmas, fue llevado al Hospital Materno Infantil, en Gran Canaria, donde le esperaba el Director Deportivo del conjunto amarillo, Luis Helguera.

Nauzet, el padre de Elías, ha comentado en COPE Canarias que fue el pequeño, de tan solo 7 años, quien tiró de toda la familia durante el duro tratamiento: “Él nos ha dado una lección de vida y nos ha enseñado a ver las cosas de otra manera. Y era él el que nos enseñaba fuerzas para seguir, una sonrisa. Nos decía que se encontraba bien, aunque estuviera vomitando. Muchas veces lo veía solo a él ir al baño y vomitar. Y después pedía perdón por no encontrarse bien. Y así fue un montón de cosas”.

La mentalidad de Elías es ejemplar a la hora de afrontar una enfermedad y un tratamiento tan invasivo como esta: “Le expliqué que Hulk, para dejar de ser un monstruo verde y feo, tomó un antídoto -aprovechando su gusto por los superhéroes-, en tu caso, ese antídoto se llama quimioterapia”. De esta entretenida manera, Nauzet le explicó a su hijo el motivo de su hospitalización cuando le diagnosticaron la leucemia. La respuesta de Elías fue extraordinaria: “Me dijo que él no quería ser un monstruo verde y feo. Él quería ser como Spiderman y Iron Man y volar libre a todo los sitios”.

TODA UNA FIESTA

Hace unos días, Nauzet y Sara recibieron la gran noticia: la leucemia de Elías había desaparecido. Desde el primer minuto se pusieron a planificar un homenaje a su hijo que no olvidaría nunca: “El niño el miércoles flipó. El niño ese día que tocaba la campana. Pero no sabía lo que tenía preparado. Una limusina lo recogió en casa con carteles. Una limusina blanca. Fuimos al materno en limusina y allí todo el mundo le esperó haciendo un pasillo para que entrara. Todo el mundo aplaudiéndole. Subió, tocó la campana y el niño rompió a llorar. Fue como decir 'por fin terminé', 'llegué hasta aquí'. Pero lloraba de alegría. Lloraba de saber que ya terminó”.