SOCIEDAD
Alquilan casetas de campaña a 12 euros la noche en una azotea de Tenerife
Los vecinos están hartos de la situación y exigen soluciones al Ayuntamiento
Tenerife - Publicado el - Actualizado
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La falta de vivienda residencial en Canarias es un problema que se ha agravado en los últimos años, entre otras causas, por la proliferación del alquiler vacacional, con apenas regulación y que se vale de prácticamente cualquier estancia para ofertarse.
Hay casos que llaman especialmente la atención y que cada cierto tiempo saltan a la palestra. Ha ocurrido, por ejemplo, en pleno centro de Santa Cruz de Tenerife, una ciudad donde el número de viviendas vacacionales dobla al de camas de establecimientos hoteleros.
Se trata de un edificio compartido por dos propietarias. Una vive con su familia en la primera planta, mientras que la otra tiene alquilada como vivienda vacacional la segunda. Lo oferta a 26 euros la noche, un precio bastante barato, pero también la azotea mediante tiendas de campaña. Es lo que ha denominado “alojamiento romántico”, a 12 euros la noche.
María Rosa, la vecina del primer piso, se enteró cuando la Policía tocó en su puerta a raíz de una denuncia de los vecinos del edificio contiguo. “Me tocaron diciendo que les habían llamado porque había casetas de campaña en la azotea. Cuando subo, veo que había cinco o seis, ocupándola casi toda”, ha relatado a COPE Canarias.
Se trata de una situación más que sorprendente, sobre todo, teniendo en cuenta que los inquilinos de la azotea tienen que bajar al segundo piso a través de la puerta de la cocina para usar el baño. “Soy incapaz de salir de noche y de dejar a mi hija sola aquí, esto nos ha cambiado la vida, no podemos salir de vacaciones por el tipo de gente que se queda aquí; tengo miedo y no puedo abrir las ventanas, porque la situación de arriba es insalubre, hasta me entran cucarachas”, denuncia.
“Un largo vía crucis por delante”, dice el Ayuntamiento
La Gerencia de Urbanismo de Santa Cruz de Tenerife ha abierto expediente a la propietaria del segundo piso, que se enfrenta a una sanción de entre 15.000 y 30.000 euros. “Es una situación surrealista, una actividad clandestina donde está haciendo, francamente, lo que le da la gana”, reconoce la concejala, Zaida González.
La edil admite que el Ayuntamiento solo puede iniciar, como ha hecho, un expediente administrativo, pero que María Rosa está “en una situación muy complicada, porque no hay una normativa clara a nivel civil que le permita denunciar esta situación, le queda un largo vía crucis con su vecina”.