economía

Un joven de Tenerife trabaja en un bar y, harto de las condiciones, toma esta drástica decisión: "Alivio"

Un trabajador hostelero denuncia la falta de reconocimiento y consideración hacia el esfuerzo que realizan los empleados en las islas

Bryan Estupiñán

Tenerife - Publicado el

3 min lectura

      
      
             
      

Un reciente informe del Gabinete Técnico de Comisiones Obreras en Canarias revela que muchos trabajadores en las islas están realizando 52,000 horas extra cada semana sin recibir compensación alguna por ello. Este fenómeno no solo representa un ahorro de alrededor de 53 millones de euros anuales para las empresas, sino que también plantea serios interrogantes sobre las condiciones laborales en sectores cruciales como la industria, la hostelería y el comercio. 

Francisco Javier Velasco, secretario de Acción Sindical de CCOO en Canarias, sostiene que muchas empresas se han acostumbrado a esta práctica, dejando a los empleados a merced de un sistema que ignora su esfuerzo.

Esto nos lleva a reflexionar: ¿qué significa realmente para un trabajador estar en un entorno donde las largas jornadas son la norma y las horas extras son vistas como un regalo, no como un derecho? ¿Cómo afecta esto a su bienestar físico y mental? En la hostelería, donde la presión y el estrés son parte del día a día, la situación se torna aún más crítica.

Hemos querido conocer de primera mano la experiencia de quienes han estado en esta situación. Hablamos con Ramón Hernández, un joven tinerfeño que, cansado de las condiciones laborales en su tierra, ha buscado mejores oportunidades en Noruega. Su historia es un reflejo de la realidad que enfrentan muchos en el sector.

Ramón comenzó su carrera en Lanzarote, donde la dureza del trabajo le fue presentada desde el primer momento. "Aquí se trabaja duro, seis días a la semana, y solo se libran los martes", le dijeron en su entrevista. Aceptó esas condiciones, pero pronto se dio cuenta de que la realidad era mucho más dura de lo que había imaginado. 

"A menudo trabajaba diez horas al día, y en la temporada alta, llegué a salir a la una de la madrugada sin que se me compensaran esas horas extras", recuerda con frustración.

      
             
      

Su historia no es única; muchos en el sector comparten anécdotas de jornadas interminables y la sensación de que su trabajo es subestimado. "Cualquier comentario sobre las horas extras significaba malas caras o incluso burlas", comenta Ramón, revelando una cultura laboral que ignora las necesidades básicas de sus empleados. Esta falta de reconocimiento no solo afecta la moral del trabajador, sino que también puede tener consecuencias graves para su salud mental.

"Decidí irme a Noruega porque aquí no solo ofrecen sueldos más altos, sino también un respeto al trabajador que es fundamental", explica. En su nueva vida, Ramón se siente valorado, y cada hora de trabajo se paga de manera justa. "Cuando trabajas aquí, no tienes la sensación de que hay alguien con un látigo detrás de ti", dice con alivio.

Ramón Hernández

La historia de Ramón es un llamado a la reflexión. ¿Es justo que los trabajadores de la hostelería en Canarias deban sacrificar su bienestar por las exigencias del sector? ¿Hasta cuándo se ignorarán las necesidades de quienes sostienen la economía local con su esfuerzo diario? La respuesta a estas preguntas es crucial para entender la realidad de muchos canarios que, como Ramón, se ven obligados a buscar mejores oportunidades fuera de su hogar.