SOCIEDAD
Los expertos avisan: “Los microplásticos tendrán un efecto negativo sobre nuestra salud sí o sí”
El profesor de Química Analítica de la Universidad de La Laguna Enrique Hernández, alerta del peligro de no tratar las aguas residuales convenientemente
Madrid - Publicado el - Actualizado
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En medio del agitado debate que se vive en este momento en Canarias sobre la necesidad de llevar a cabo un desarrollo turístico ordenado, sostenible y respetuoso con el medioambiente, un estudio elaborado por el grupo de investigación en Química Analítica Aplicada de la Universidad de La Laguna parece haber dado una bofetada sin manos a muchos.
Este trabajo, publicado en la revista Polymers, prueba la presencia de microplásticos en el tracto gastrointestinal de especímenes de dorada (Sparus aurata) y lubina (Dicentrarchus labrax) procedentes de granjas acuícolas marinas de la isla de Tenerife.
Para el desarrollo de este trabajo de investigación se contó con 86 ejemplares, 41 de dorada y 45 de lubinas con un dato relevante, y es que todos procedían de establecimientos en Tenerife. El resultado ha sido realmente concluyente, demostrando el alto grade afección de estos plásticos contaminantes sobre los organismos analizados.
Así lo ha confirmado hoy en La Mañana de COPE Tenerife, el director de este proyecto investigador, Javier Hernández Borges, que ha sido rajante al afirmar que “el panorama para el futuro no es nada halagüeño”, y que, “desde luego, esos microplásticos no deberían estar ahí y van a tener sí o sí, un efecto negativo sobre nuestra salud tarde o temprano “.
El profesor de Química Analítica ha destacado que “los microplásticos están ampliamente distribuidos en el medio marino, y están llegando a los estómagos de los peces”. En ese contexto, aclaró que se trata de “microfibras textiles que proceden del lavado de nuestra ropa y que tienen un origen muy claro, el de los vertidos al mar de aguas sin tratar”.
En esa línea continuó explicando que “estamos tirando cosas al mar y la gente espera que eso se diluya y no cause problemas, pero el problema es que se están vertiendo una cantidad tan alta de aguas residuales no tratadas, que la cantidad de microplásticos que llegan al mar, está siendo demasiado alta”.
La solución pasa por tanto, por más plantas que traten las aguas residuales antes de verterlas al mar, ya que “una planta de aguas residuales es capaz de retener entre un 70% y un 90 % de esas microfibras, en función de la tecnología que usen”.
A pesar de todo ello, el investigador quiso enviar un mensaje de tranquilidad, ya que “comer pescado no es malo para nuestra salud, el consumidor debe estar tranquilo, porque esos microplásticos están en el tracto digestivo que lo eliminamos antes de comernos el pescado, pero el problema, aunque no está del todo claro, es el efecto sobre el propio pez en sí”.