sociedad
Vivir en un coche por la falta de vivienda en Canarias: la dura realidad de un problema que castiga a muchas familias en las islas
Carmen, con unos ingresos de 900 euros al mes, y que vive con su hija que sufre un 65% de discapacidad, se vio abocada a tomar una decisión extrema

Carmen, vive en un coche en Buenavista
Tenerife - Publicado el - Actualizado
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La dura realidad de la falta de vivienda se sigue cebando con miles de canarios que sufren este problema en su día a día. Tener acceso a un derecho recogido en nuestra Constitución, algo tan básico como disponer de una vivienda digna, se ha convertido en una pesadilla para muchos ciudadanos de las islas, que se ven condenados a soluciones cuanto menos inverosímiles.
La irrupción hasta el momento imparable del alquiler vacacional, la llegada masiva de ciudadanos de la Unión Europea que buscan el buen clima de Canarias para establecer su residencia, o la salida masiva del mercado de alquiler de muchas viviendas por la desprotección jurídica que sienten los propietarios son algunas de las causas, de un problema que, sin duda, es multifactorial. Y es que, tal y como ha afirmado el presidente de la Asociación de Expertos Inmobiliarios de Canarias, en las islas, para solucionar el problema habitacional que nos ocupa, haría falta por lo menos unas 100.000 viviendas.
con 57 años, enferma y en el paro se ve condenada a vivir en la calle
En COPE Canarias llevamos tiempo reflexionando sobre las consecuencias de este asunto, de este problema que parece no tener solución, y contando historias en primera persona, con nombre y apellidos, de canarios que pasan por esta situación límite, de verse literalmente en la calle, con lo puesto, sin posibilidad de una existencia digna. Y este, por ejemplo, es el caso de Carmen. Carmen tiene 57 años, está en el paro y enferma con varias patologías reumatológicas y respiratorias, y vive con su hija, que tiene un 65% de discapacidad. Vive en un coche, sí en un coche, en el municipio de Buenavista. Su entrada económica mensual se circunscribe a 428 euros que percibe por la prestación de desempleo, a la que se añade, una pensión por discapacidad de 540 euros que cobra su hija.
En Herrera en COPE Tenerife, la protagonista de esta historia ha relatado que “vivíamos en un piso, pero nos desahuciaron del mismo porque el propietario lo quería para otro uso”, y a partir de ahí comenzó su calvario. “Intentamos buscar un alquiler asequible, pero también en Buenavista, es una misión imposible, todo está muy caro para lo que podemos pagar”, apuntó Carmen. Y esta, es la cuestión nuclear, que da contexto de todo este asunto. Buenavista del Norte es una pequeña población del norte de Tenerife que se encuentra a 41 kilómetros de la capital, Santa Cruz, y que apenas supera los 3.000 habitantes. Y aun así, los alquileres, también son inalcanzables para muchas familias.

Imagen del vehículo
"las instituciones me niegan una vivienda social"
Así las cosas, Carmen decidió ir a vivir con su abuela, en una infravivienda “que no cuenta con luz, ni agua”, pero estaba en tas malas condiciones “y tan destartalada, que hace 4 meses decidimos vivir en el coche”. Una situación que ha agravado notablemente sus patologías lumbares y discales, sufriendo varias hernias.
Nuestra protagonista lamenta la nula ayuda que ha recibido por parte de las instituciones, y es que “desde el Ayuntamiento, me han ofrecido algún bono de comida y nada más, porque me dicen que para mí, no hay viviendas sociales”. Y esa es, exactamente, la misma respuesta que ha recibido desde la administración autonómica.
Carmen, sobrecogida, confiesa que en estas negativas tiene algo que ver un proceso de herencia que está judicializado, por una pelea con sus hermanos, a cuenta de la vivienda de sus padres. Y es que en tanto no haya una resolución judicial, no reúne las condiciones para, por lo menos determinar, si puede ser beneficiaria de una vivienda social. La realidad es que asistimos a un drama personal, ya que “uno de mis hermanos vive en la casa de mis padres y cambió la cerradura para que yo no pueda entrar”.
Ante esta situación, lamenta que “a mi hermano le da igual que yo esté en la calle y viviendo en un coche, sin que, por el momento, pueda hacer nada más”.