Y cayó el diluvio

¡Madre mía lo que ha llovido! Sí, imagino que estás pensando que también ha llovido allá desde donde léas esto, pero te aseguro que no es lo mismo.

La mañana ha comenzado de forma agradable. Bien descansado tras dormir en el Juan de la Cosa en la playa de Berría, afrontaba el día con ánimos y energías renovadas. Los 13 primeros kilómetros han ido como la seda, pero ha sido decir en alto “que bien voy, soy un campeón“ cuando el día se ha hecho noche y ha empezado a llover como si no hubiera un mañana.

La parada de hoy estaba prevista en el albergue de Güemes La cabaña del Abuelo Peuto, y hasta allí he llegado como unas buenas alubias puestas a remojo: empapado.

El cariño en la acogida de los voluntarios comandados por Ernesto Bustio me han hecho entrar en calor rápidamente. Acogida cariñosa y cálida que también han brindado al resto de los pocos peregrinos que han ido llegando según empezaba la tarde.

La cabaña es un albergue que lleva en funcionamiento más de 20 años, ha recibido a más de 100.000 peregrinos y algo especial sí que tiene cuando es uno de los mejor valorados de todo el camino de Santiago.

El albergue para un peregrino es como ese oasis en el desierto o esa chimenea en pleno invierno, hoy la del albergue estaba encendida, que reconforta nada más verlo. A lo largo del Camino de Santiago en Cantabria y del Camino Lebaniego son 30 establecimientos de este tipo los que funcionan. A día de hoy no todos están abiertos pero los que lo están reciben al peregrino con los brazos abiertos.

El Gobierno, a través de sus consejerías de Cultura y Turismo, ha hecho un esfuerzo importante por ayudar en la mejora y modernización de muchos de ellos. Y esto, como peregrino, es de agradecer.

Diario de un caminante, por el camino del norte y el camino lebaniego. Con el patrocinio de la Consejería de Turismo, la Consejería de Cultura del Gobierno de Cantabria y la colaboración de copsesa.com y deportescumbres.com, empresas cántabras que han apostado por esta aventura.