El acusado de asesinar a su compañero de piso acepta una pena de 15 años de cárcel

Los hechos ocurrieron en un piso de Santander en 2021. El ya condenado indemnizará con 83.000 euros a los familiares de la víctima

Momento del juicio en la Audiencia Provincial de Cantabria

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

4 min lectura

El acusado de matar a un hombre con el que compartía piso en la zona de General Dávila de Santander en noviembre de 2021 ha reconocido los hechos en el juicio con jurado popular que se ha iniciado contra él este miércoles y ha llegado a una conformidad con la Fiscalía y la acusación particular, por lo que acepta los 15 años de cárcel que le piden ambas partes.

Esta pena corresponde a un delito de asesinato con alevosía y ensañamiento que atribuyen al autor confeso de los hechos, aplicando las atenuantes de confesión y de intoxicación por consumo de alcohol y estupefacientes.

Además de la pena de prisión, la fiscal y el letrado de la familia solicitan una indemnización de 83.000 €, 52.000 euros para el hijo del fallecido, de 21.000 euros para la hija y de 15.000 euros para la hermana, además de abonar al Servicio Cántabro de Salud (SCS) los costes de la asistencia prestada el día del crimen.

El juicio ha comenzado esta mañana con la constitución del jurado popular y la testifical del procesado, que lleva en prisión provisional desde el 18 de noviembre de 2021 y ha reconocido los hechos tal y como figuran en el escrito de la Fiscalía. Por lo tanto, ha ratificado que mató al hombre con el que compartía una vivienda de alquiler social en la calle José Rioja de Santander después de "drogarse" y de tener una fuerte pelea.

Así, ha dicho que le golpeó por todo el cuerpo --brazos, piernas, tórax, espalda, zona genital y perianal--, aunque "no recuerda" haberle pegado en la cabeza, como recoge el escrito de acusación. De hecho, las pruebas apuntan a que los traumatismos craneales fueron los que provocaron la "destrucción de centros vitales cerebrales" y causaron el fallecimiento, aunque las lesiones anales "por sí solas eran aptas" para causar la muerte.

En este sentido, también ha reconocido que introdujo al otro hombre la pata de una silla por el ano cuando aún estaba vivo. "Se me fue mucho la cabeza y pasó lo peor. Me pasé. Reconozco que me ensañé", ha declarado hoy en la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Cantabria, donde ha iniciado su testimonio asegurando que lo está pasando "muy mal" por lo ocurrido. "Es muy duro".

Lo único que no ha reconocido es que atara a una silla a la víctima para evitar que se defendiera, aunque lo dijo en sus declaraciones en la fase de instrucción, tras abrirse la investigación después de que el acusado se entregara en la comisaría de la avenida del Deporte de Santander. "La otra vez lo dije porque me dijeron que tenía que decir eso, pero no lo recuerdo", ha respondido a preguntas de la fiscal.

Según ha relatado, antes de abandonar el piso que compartían tras la pelea notó que su compañero "no estaba muerto" y le hizo "un poco el boca a boca" y le tiró "bastante agua" para que reaccionara. Al ver que no lo hacía, "me puse nervioso y me fui" a "drogarme más", ha asegurado, añadiendo que ambos consumían habitualmente cocaína y alcohol.

Fue más tarde cuando acudió a dependencias policiales para confesar porque "sabía que había hecho algo mal". "Tengo hijos y no iba a estar toda la vida así", ha dicho.

El acusado vivía desde el verano en el domicilio de la víctima tras entablar una relación de confianza con él, ya que primero residía en otro piso del mismo edificio. Este hombre, que tenía un grado de discapacidad reconocido del 61% por su dependencia a las sustancias psicoactivas y un episodio de depresión mayor, portaba un cabestrillo precisamente por lesiones que le había provocado su compañero de piso en una disputa anterior.

La pelea que acabó con su vida surgió al volver a casa después de "ir a pillar" droga juntos y de haber tenido el día anterior "una reyerta" porque "un chico le quitó la droga" a la víctima. "Cuando llegué a casa me empecé a drogar y me empecé a pegar, me volví loco", ha reiterado el procesado, añadiendo que consumía "cinco o seis gramos diarios".

Tras la conformidad entre las partes, la fiscal y el letrado de la familia de la víctima han renunciado a la declaración de varios testigos que estaban citados, por lo que el juicio, que se esperaba que se prolongara hasta el 28 de septiembre, se reducirá varias jornadas y el jurado podría emitir su veredicto el próximo martes, día 26.

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