Conoce la magosta cántabra, una tradición ancestral que sigue más viva que nunca en la región

Un castaño y las castañas que caen de sus ramas cuando llega el otoño. Sin más. Son los protagonistas de una tradición ancestral de Cantabria, la magosta. Recoger el fruto para luego asarlo y comerlo entre los familiares, amigos y vecinos. Es cierto que, debido a su origen celta, se realiza también en otras regiones gallegas, asturianas, al igual que en el norte de León, Salamanca, Zamora o Cáceres.

En Cantabria, muchos pueblos del valle de Buelna, como Somahoz, Barros, San Mateo, Los Corrales, Coo, y San Felices de Buelna, se organizan para dar forma a un calendario común de magostas populares durante los meses de octubre y noviembre.

Este jueves 9 de noviembre, COPE Cantabria ha querido conocer la importancia de la magosta en esta zona de la región, y para ello Jaime del Olmo charló unos minutos en "Mediodía Cope Cantabria" con la concejala de cultura del Ayuntamiento de Los Corrales de Buelna, María Ángeles Lombilla, y con Eloy Herrera, de la "Peña Gedío", la cual organizará el encuentro vecinal en Somahoz el próximo 18 de noviembre.

. Puedes escuchar la entrevista a los dos protagonistas pinchando debajo de la fotografía.

Se llama "magosto" a la hoguera preparada para asar las castañas, en torno a la cual se reúnen los vecinos para compartirlas y beber vino nuevo, sidra, o el orujo recién destilado después de la vendimia. Es un rito sencillo, de carácter social, bajo un ambiente festivo entre canciones típicas de Cantabria, al son de la pandereta, el 'pitu' y el tambor.

ASAR LAS CASTAÑAS:

Una vez se consiguen las brasas, se coloca sobre ellas un cilindro metálico con agujeros en su base (llamado tambor o, en algunas zonas, tixolo). Sobre este recipiente, u otro por el estilo, se extienden las castañas a las que previamente se les ha realizado un corte en un extremo para que no salten o exploten. Lo esencial es no descuidar el fuego para evitar que se pudiesen quemar las castañas.

En su punto justo, se retiran de la lumbre (alimentada por la hojarasca desprendida del propio castaño, hierbajos, leña o carbón) y se tapan unos minutos para que suden. Después, solo queda esperar unos minutos para no quemarse al pelarlas, y lo último, disfrutar comiendo una buena ración de castañas.