Bajas laborales por salud mental ¿Aguantamos menos en el trabajo, o nos exprimen cada vez más?

Cada día más de 11.600 personas en Cantabria no acuden a su puesto de trabajo debido a problemas de salud mental. El absentismo laboral por este motivo se ha disparado, superando a las bajas por dolencias musculares o respiratorias. Las cifras son alarmantes. Al año, estas bajas suponen 695 millones de euros a las empresas en Cantabria.

Nos hacemos la pregunta... ¿La sociedad es cada vez más frágil, o en el trabajo son más exigentes con sus empleados? ¿Qué es lo que lleva a los trabajadores al extremo de pedir la baja por estrés emocional?

Para responder a estas preguntas, COPE Cantabria se ha puesto en contacto con el Doctor Jesús Artal, jefe de la unidad de psiquiatría del Hospital Valdecilla.

Puedes escuchar la entrevista con Cristina Jimeno pinchando en la fotografía superior.

"Nos hemos vuelto menos tolerantes"

Para Artal, con el paso de los años desde la pandemia por coronavirus, los pacientes que acuden a su consulta tienden a preocuparse más por su salud mental. Valoran su bienestar personal y su vida lejos del horario laboral; de hecho, el listón de aguante en las horas de trabajo es cada vez menor. Artal señala las causas más esgrimidas por sus pacientes para solicitar este tipo de bajas: "Las condiciones en el trabajo no son las óptimas, las empresas no nos cuidan..."

La reflexión que hace el doctor es que "nos hemos vuelto menos tolerantes con el esfuerzo y con los problemas que encontramos en el trabajo. Es más subjetivo este mundo de las quejas de ansiedad, de depresión, de estrés... Durante la pandemia también dijimos que la gente tenía que cuidarse, que protegerse, y se lo han tomado en serio. Ahora la gente no está dispuesta a soportar en el trabajo situaciones que quizá antes sí soportaba".

"hay que ser flexibles, pero a la vez tajantes"

A la hora de conceder una baja por problemas de salud mental, el criterio no deja de ser subjetivo para los profesionales (médicos, psicólogos y psiquiatras):

"No es fácil. A veces es muy evidente ver casos de depresión mayor, una esquizofrenia, un trastorno bipolar... que son incompatibles con el trabajo. Pero hay otros cuadros muy frecuentes, ese 'no estoy a gusto', 'me preocupo', 'no me encuentro bien en mi trabajo'... Al paciente no le gusta que le digamos 'vale, te estoy ayudando para que en un plazo razonable deberías volver a tu empleo'; eso causa muchos problemas en la práctica".

Artal señala que el reto es encontrar un equilibrio, una especie de acuerdo con el paciente: "Para mí un pacto con el paciente me parece fundamental, en el que entienda que le ayudas, pero no ayudarle a escapar... Porque la solución que plantea inconscientemente es no volver nunca a ese trabajo. Eso no solamente es una ilusión, sino que genera además una fobia. Siendo flexibles, pero a la vez tajantes, es lo que yo creo que tenemos que hacer los profesionales en salud mental".