Cuando ir a diálisis se convierte en una odisea: El drama de cientos de pacientes

El caos en el transporte sanitario en Cantabria no solo afecta a los enfermos renales, sino a muchos más pacientes que sufren retrasos, olvidos y un servicio deficiente

Diálisis en Valdecilla
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Cristina Jimeno

Santander - Publicado el

2 min lectura

Desde hace meses venimos hablando de los problemas que padecen los usuarios del transporte programado de ambulancias en Cantabria. La situación es tan grave que el Parlamento regional ha aprobado la elaboración de un informe jurídico para estudiar la posible rescisión del contrato con la empresa adjudicataria. Pero, ¿qué significa esto para los pacientes?

Pacientes renales, entre los grandes perjudicados

Jesús Gómez  Pte. Alcer Cantabria

Jesús Gómez Pte. Alcer Cantabria

Uno de los colectivos más afectados es el de los enfermos renales, quienes dependen de la diálisis para sobrevivir. Muchos han optado por no utilizar el servicio de ambulancias debido a los constantes retrasos e incidencias. Prefieren que un familiar o amigo los lleve a la clínica, algo que tampoco resulta fácil por cuestiones laborales, por ejemplo, antes que exponerse al caos actual.

Según Jesús Gómez Gandarillas, presidente de ALCER Cantabria, el transporte sanitario está generando situaciones límite:

"A veces los horarios de vuelta a casa se alargan muchísimo por las incidencias que están teniendo en el transporte sanitario. Estamos hablando de horas de espera. Se han dado casos en los que directamente se han olvidado de recoger a un paciente, dejándolo en el centro de diálisis."

El problema no es solo la tardanza, sino las condiciones en las que los pacientes deben esperar. Después de un tratamiento de diálisis, los enfermos salen exhaustos, mareados y debilitados. Pasar horas en una sala esperando una ambulancia que no llega es una situación inaceptable.

Un servicio negligente que afecta al tratamiento

La diálisis es un tratamiento vital que debe realizarse en días y horarios estrictos. La falta de organización y la alta rotación de personal está generando que los propios pacientes tengan que indicar a los conductores la ruta que deben seguir.

"La gente tiene que hacer la diálisis los días que tiene marcados, además hay unos turnos que hay que respetar. No se pueden saltar. No hay que mirar tanto la oferta económica como la calidad del servicio que se ofrece."

Actualmente, 230 pacientes dependen de este transporte en Cantabria: 50 en el Hospital Valdecilla y 180 en la clínica concertada de la Avenida Primero de Mayo en Santander. Son personas que no pueden permitirse fallos en la organización.

Otro obstáculo: el atasco en la valoración de discapacidad

A los problemas de transporte se suma otra denuncia grave. El presidente de ALCER Cantabria advierte del enorme retraso en la valoración del grado de discapacidad por parte de la Consejería de Servicios Sociales e Inclusión. Actualmente, este proceso puede demorarse hasta un año y medio, algo que considera "una barbaridad" y que debería estar revisando la Consejería de Salud.

La falta de agilidad en este trámite complica aún más la vida de los pacientes, con cualquier tipo de discapacidad, que necesitan el reconocimiento oficial de su situación para acceder a ayudas y recursos esenciales.

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