Emprender por gusto o por obligación: esta es la historia de dos mujeres cántabras

Ambas aseguran que lanzarse al vacío no es fácil, pero vale la pena

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Emprender por gusto o por obligación: esta es la historia de dos mujeres cántabras

Katia Nogueira Pi

Santander - Publicado el - Actualizado

3 min lectura

Solo el 20 por ciento de los emprendedores son mujeres. La radiografía del emprendedor en España, es de un hombre de 35 a 44 años, formado y con experiencia laboral previa en el sector. Aquí, en Cantabria, parece que esta estadística no se cumple y existe una equiparación.

En Cope hemos querido conocer el caso de dos emprendedoras, Noelia Aedo y Ana Oporto, que en su día decidieron crear su propio negocio, pero por dos circunstancias bien distintas.

Noelia, junto con su socia Vanina, inauguraron el 1 de mayo de 2018 una escuela infantil en Torres, en frente del parque de la Viesca. Contaban con 38 y 41 años respectivamente y la idea surgió cuando estudiaban. "Estábamos haciendo un Ciclo de Grado superior y ya teníamos la idea de crear nuestro propio centro. Pero antes teníamos que coger práctica e hicimos prácticas en una guardería de Santander", explica Noelia.

Empezaron a mirar locales que no les hacían mucha gracia, hasta que finalmente encontraron la Casita de la Mina, "era como un sueño, ese era el lugar. Estábamos tan alucinadas viendo la cantidad de posibilidades que tenía, que ni preguntamos su precio". Una vez que les dijeron lo que costaba empezaron hablar con bancos para conseguir un crédito, algo que llegó el 8 de marzo, el día de la mujer. Una fecha especial que se unió a otra fecha especial, el 1 de mayo, día de la mujer trabajadora, que fue cuando finalmente pudieron abrir su negocio.

Ahora mismo en su escuela infantil cuentan con dos aulas, una con 16 niños y otra con 18 y son dos educadoras en cada aula. Todo un sueño hecho realidad que comenzó con miedo "claro que teníamos miedo. Dejas un trabajo en el que estás muy bien y donde no tienes ningún disgusto ni ninguna preocupación. Sin embargo, cuando haces una inversión tienes muchos miedos".

Llevan seis años con su escuela y aunque cada año tienen miedo de si van a ser capaces de llenar las aulas, tienen claro que quieren seguir con el proyecto y que lucharán por él.

El caso de Ana Oporto, de 47 años, es completamente diferente. Decidió crear un negocio de adiestramiento y educación canina, así como una tienda especializada en Camargo, pero casi por obligación. "Llevaba 17 años trabajando en una empresa, que decidió trasladarse a otra provincia. Yo no quería irme, así que pedí el finiquito. Como no quería estar sin hacer nada y ayudar es algo que me gusta, empecé con este proyecto". Al principio la idea de Ana era compartir este proyecto con otra persona, pero al final no fue así.

Ana reconoce a Cope que es muy difícil emprender en Cantabria, ya que te tienes que hacer un hueco donde nadie te conoce y es complicado buscarlo y darte a conocer. "Utilicé el dinero del finiquito de la anterior empresa y con eso me puse en marcha, no tuve que pedir ningún crédito".

Le genera mucho miedo y ansiedad el ver algunos días que no entra ningún cliente y pensar si se ha podido equivocar o no. Sin embargo, tiene claro que lo ha hecho bien. "Está claro que depende del día. A veces tengo más ánimo que otros. Pero es un proyecto que va a salir adelante, aunque va a necesitar tiempo".

Tanto Noelia como Ana reconocen que lanzarse al vacío es algo que cuesta, pero aseguran que merece la pena luchar.

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