Los oftalmólogos de Cantabria avisan del uso de pizarras electrónicas en aulas: "La fatiga es clave"

La reciente decisión de la Consejería de Educación de Cantabria de paralizar el reparto de pizarras electrónicas en los colegios públicos ha desatado una polémica que ha puesto en el centro del debate la implementación de la tecnología en el entorno educativo. Esta medida, respaldada por fondos europeos, ha despertado opiniones encontradas, destacando la preocupación de la Consejería por la posible sobreexposición de los estudiantes a las pantallas digitales.

Una herramienta con Ventajas y desventajas

A favor de la introducción de pizarras electrónicas, se argumenta que estas tecnologías ofrecen numerosos beneficios pedagógicos. La interactividad que proporcionan puede mejorar la participación de los estudiantes, haciendo las clases más dinámicas y atractivas. Además, facilitan el acceso a recursos multimedia, enriqueciendo el proceso de aprendizaje. La Federación de Madres y Padres (FAPA) defiende el uso de la tecnología en las aulas, recordando que la polémica actual tiene similitudes con debates anteriores sobre la prohibición de teléfonos móviles en las escuelas.

La principal preocupación de la Consejería de Educación es evitar la sobreexposición de los estudiantes a las pantallas digitales, una inquietud compartida por algunos sectores de la sociedad. La luz azul emitida por dispositivos electrónicos puede afectar la salud visual y causar sequedad ocular. Aunque las pizarras electrónicas no generan el mismo impacto directo en la vista que los ordenadores y dispositivos móviles, la cercanía de los estudiantes a estas pantallas durante las clases plantea interrogantes sobre su posible efecto a largo plazo.

La Perspectiva Sindical y la opinión de los expertos

El sindicato ANPE ha reclamado explicaciones a la Consejería de Educación, destacando la falta de claridad en torno a la decisión de paralizar el reparto de pizarras electrónicas. Exigen razonamientos que hasta el momento no han sido proporcionados, generando incertidumbre entre los profesionales de la educación. La pregunta clave que se plantea es si esta medida es un paso atrás en la modernización de las aulas cántabras.

En medio de la controversia, surge la pregunta sobre la diferencia entre la luz azul emitida por las pantallas electrónicas y las pizarras electrónicas en sí. Aunque la luz azul puede afectar a la salud visual, algunos expertos sugieren que las pizarras electrónicas podrían ser una opción más segura en comparación con otros dispositivos digitales. Sin embargo, se destaca la paradoja de que, a pesar de esto, el ojo humano parece adaptarse mejor a la pizarra clásica que a la electrónica, planteando dudas sobre la aceptación de esta tecnología en el futuro.

La polémica en torno al uso de pizarras electrónicas en las aulas cántabras revela la complejidad de integrar la tecnología en la educación. Mientras algunos defienden los beneficios pedagógicos y la necesidad de adaptarse a los tiempos, otros expresan preocupaciones legítimas sobre los posibles efectos negativos en la salud visual de los estudiantes. La falta de claridad en las explicaciones por parte de la Consejería de Educación y la ausencia de un consenso claro entre los expertos y la sociedad en general mantienen abierta la incógnita sobre el futuro de esta tecnología en las aulas de Cantabria.