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El Obispo de Santander, Arturo Ros, muestra sus condolencias con los afectados por la DANA en Valencia
Oficiará una misa este sábado 2 de noviembre en la Catedral de Santander en la que pedirá por todos los fallecidos
Santander - Publicado el
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Estas palabras de la Escritura concretan los sentimientos que ahora no soy capaz de expresar de otro modo. Desolación y reconocimiento de la fragilidad, de tanta vida que el caos generado, por la gota fría, ha segado en horas, en minutos… en un instante.
En estos momentos, con más claridad en el corazón, me asomo a los efectos y la desolación de tantos paisanos de mi Valencia natal, así como de tierras de Castilla la Mancha y Andalucía, que vivieron momentos muy tensos y siguen con el susto en el cuerpo. Algunos lo han perdido todo, muchos sueños y trabajo que drásticamente se han convertido en pesadilla.
«Las aguas me cubrieron la cabeza.
Me dije: «Estoy perdido».
Invoqué tu Nombre, Señor,
desde lo hondo de la fosa.
Tú escuchaste mi voz. No cierres
tu oído a mi desahogo, a mi grito de socorro.»
(Lam 3, 54-56)Introduzca posición aquí
Las entrañas se me conmueven cuando veo a tantas personas angustiadas porque no encuentran a sus familiares, gritando sus nombres por las calles, y me brota un silencio orante ante aquellos que los encuentran, pero siendo tarde para volver a abrazarse. Son vidas que nos ha arrebatado este fenómeno atmosférico que, nos es familiar en mi tierra, pero que esta vez ha ido más allá.
Algunos medios han dicho que ha sido la gota fría del siglo… y así ha de ser también nuestra implicación, la mayor, la mejor, la más adecuada a la situación de tantos hermanos nuestros que están viviendo sin esperanza este momento, sin luz material en sus hogares… y, a veces, sin la luz de la fe. Es tiempo para demostrar –¡que sea verdad!–, que somos familia, que somos Iglesia… y que nos duelen los demás miembros que sufren.
Quiero manifestar mi gratitud por todas las personas que se han preocupado y que, desde lo ocurrido, han llenado mi teléfono de mensajes solidarizándose, con condolencias y muestras de cariño y cercanía para que traslade a quienes ocupan un hueco importante en mi corazón: la gente de mi tierra. Gracias de corazón a todos y quisiera motivaros a que sigamos confiando en Dios, que nos escucha siempre, y que hoy se sirve de nosotros para prestar atención al grito de socorro de nuestros hermanos.
No dudemos en ayudar del modo que esté en nuestras manos: Desde Cáritas Española han abierto una cuenta en que se pueda encauzar nuestra ayuda generosa, oportuna y fraterna. Invito a toda la Iglesia Diocesana a sumarse a este esfuerzo.
• El próximo sábado 2 de noviembre a las 12 del mediodía, en la Catedral de Santander, celebraré la Santa Misa de la Conmemoración de Todos los Fieles Difuntos, en la que pediré especialmente por todos los fallecidos en estas inundaciones. Elevemos unidos nuestra oración por todas las víctimas de esta catástrofe, vivos y difuntos. Que el Señor nos haga sensibles al dolor de nuestros hermanos y, siempre, despierte nuestro corazón para reconocerlo, también en este momento oscuro y trágico, pues su presencia se realiza y espera nuestra respuesta en quienes sufren.