Trillo en pie de guerra contra el chef Andrés de Isidro y las acusaciones de racismo

Desde el ayuntamiento ya estudian emprender acciones legales

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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“El chef sospecha que lo que no le gusta a la gente del pueblo es la biografía del chico que pone las cañas, el pasado de la joven que acerca las raciones y esas manos negras de la que está en la cocina”. Así arranca el artículo publicado hace dos días por el suplemento veraniego del diario El Mundo, Papel.

Titulado 'As bestas en Trillo, un thriller de verano junto al río', da voz al chef madrileño Chema de Isidro. Un hombre que cuenta con una ONG que ayuda a integrar en la sociedad a jóvenes inmigrantes de todo tipo de nacionalidades a través de la cocina y la hostelería. Él mismo dice que por su proyecto han pasado más de 4.000 jóvenes que podrían haber acabado de cualquier manera.

Dentro de esta idea, el chef emprendió su última aventura en Trillo con su restaurante 'La cascada de la Raspa'. El nombre estaba bien elegido, primero por su ubicación, donde el salto de agua del río Cifuentes rompe y se une al Tajo; y segundo por la analogía de las raspas del pescado con esos jóvenes a los que ayuda, muchas veces vistos como eso, como deshechos y sobras.

Cuando surgió, la idea fue acogida con ilusión por el ayuntamiento, les cedieron el local y según relata a COPE el alcalde, Jorge Peña, “hicimos las reformas que nos pidieron tanto dentro como fuera. El lugar es un sitio magnífico”.

Todo iba bien hasta hace poco, pero aquí difieren las versiones. Para el chef el punto de inflexión en su relación con el pueblo fue hace unos meses, cuando ocurrió un suceso cuanto menos extraño: un apuñalamiento accidental de dos de los chavales mientras jugaban. A partir de ahí él denuncia un boicot por parte del pueblo a su restaurante: “No solo dejaron de venir, también nos amenazaban, defecaban y dejaban los excrementos fuera del retrete hasta ayer, cuando se publica el artículo y amanecemos con el bar destrozado”.

Es la versión de Chema. El alcalde, Jorge Peña tiene otra diferente: “Todo ha sido a raíz del artículo en la prensa donde se nos tacha de racistas. Eso no es así. Es una pena que tenga que utilizar a estas personas y al pueblo para justificar su fracaso. La mayoría de empleados de otros establecimientos del pueblo son extranjeros y nunca ha habido ningún problema”.

Responde el chef, que sí, que puede ser así, pero el racismo en este caso no es solo por el lugar de procedencia de los chicos, sino también por su pasado.

Impagos desde el inicio

Además de defenderse de las acusaciones, Peña asegura que ni Chema ni nadie ha pagado el alquiler del local municipal desde que abrió el restaurante, ni la luz de estos meses.

Algo que el mismo dueño del restaurante lo confirma a COPE: “Llevo desde abril pidiendo facturas. Yo del alquiler como no me ocupo no lo sé, pero si se debe algo se pagará, claro”.

La relación entre ambas partes está más que rota y la situación es ya irreconducible. El proyecto se irá y el pueblo estudia emprender acciones legales por las acusaciones de estos días.

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