Los Pérez Sigüenza, Premio Europeo de Folklore 'Agapito Marazuela'
Esta familia, dedicada durante generaciones a la música folklórica de Guadalajara, recibe este sábado este galardón otorgado por la Asociación Cultural Ronda Segoviana
Guadalajara - Publicado el - Actualizado
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La música, especialmente popular, se coló en la familia Pérez como un veneno y ninguno de sus miembros ha podido, ni querido, zafarse de ella. Ahora, después de generaciones dedicadas a su búsqueda, recopilación, composición, divulgación y docencia, esta saga de origen atanzonero será merecedora del XXVI Premio Europeo de Folklore 'Agapito Marazuela'. El galardón, que está convocado la Asociación Cultural Ronda Segoviana en memoria del investigador y maestro de Valverde del Majano que le da nombre, les será entregado este sábado 16 de diciembre en Segovia.
"Mi familia eran músicos todos; toda mi vida se ha rodeado de música y a mis hijos, cuando tenían cuatro añejos, ya les inculqué este mundo; ellos luego hicieron Conservatorio y han sido unos estudiosos de la música", cuenta orgulloso el patriarca, Valentín Pérez Sigüenza, recordando como ya a los 10 años empezó a tocar el saxofón, el primero de los múltiples instrumentos que domina y toca, como el acordeón, que "es mi favorito", la guitarra, la bandurria y el timple canario.
"Con mis hijos y mis nueras tenemos una agrupación que se llama Gaiteros Mirasierra, que llevamos ya 40 años dando vueltas por toda España, y ahí toco bien la batería bien la caja; luego estoy en la Ronda de Azuqueca y tengo una agrupación musical de acordeones en Alcalá de Henares...", señala, riéndose por el hecho de que, con todos los instrumentos que atesora, ha llegado a tener "una habitación dedicada exclusivamente a la música".
Pero además, del espacio físico de su casa, la música ocupa el alma y el corazón de Valentín en toda su gran extensión, porque, tal como subraya, "la música es un mundo apasionado" y "al músico se le despierta otro sentir de la vida, otro sentido".
Es precisamente ese sentido particular de la vida el que hace que los amantes de la música se busquen y compartan vocación y adicción.
"No he jugado nunca al fútbol, ni tampoco he sabido jugar a las cartas; yo me he rodeado siempre de amigos músicos y la charla siempre ha girado en torno a la música", asegura Pérez Sigüenza, apuntando que, durante los 48 años en los que trabajó como jefe de mantenimiento en la fábrica de vidrio de Azuqueca de Henares, tras estudiar Maestría Industrial, siempre buscó los ratos necesarios para dedicarse a la música, "a estudiar, incluso también me dediqué a la enseñanza". Eso sí, cuando llegó la jubilación, se entregó por completo a su pasión.
Y, sin duda, los muchos años dedicados por los Pérez a recopilar y difundir el folklore de la tierra han dado grandes frutos, como "un cancionero que vio la luz el año pasado de 850 páginas para todo tipo de músicos, con 400 partituras de todos los pueblos de la provincia y 300 de creaciones propias, que ha sido un gran éxito en toda España " y 8 CDs, al que se sumará otro que se está horneando actualmente, con todas las obras musicales del benjamín de la familia, Diego Pérez Pezuela.
"Son 20 composiciones mías, de Guadalajara y para Guadalajara, como las seguidillas y jotas de Guadalajara, que no tenía y las he compuesto, o el mayo a la Virgen de la Antigua", nos adelanta Diego, destacando que va ser "un trabajo de gran envergadura, porque todas las agrupaciones que llevamos la familia Pérez van a grabar un CD, que también pondremos en Spotify y en los formatos de están a la orden del día".
Toda una aventura discográfica que el pequeño de los Pérez ha sabido compaginar con su profesión como músico, investigador y director musical de rondallas y rondas, como las de Azuqueca u Horche, además de como integrante de las diferentes grupos de los que también forma parte su familia, como Cantiga Folk, incluso del dúo 'Raíz Castellana' que compone junto con su esposa.
Y, al igual que su padre y su hermano Valentín, Diego alterna la interpretación virtuosa de numerosos instrumentos tradicionales, como guitarra española, bandurria, laúd, pito castellano, acordeón, gaita o dulzaina.
En definitiva, a esta tercera generación musical guadalajareña no le cabe ya ninguna duda de que su destino como músico folklorista estaba escrito, "porque mi abuelo, mi bisabuelo, mis tíos, todos han sido músicos, así que la música tradicional la he llevado en las venas, en el ADN" y, tal como vaticina su padre, "mientras tengamos salud, disfrutaremos de ella".