La capacidad de erosión del alto Ebro se está reduciendo y podría detenerse en el futuro
Científicos del CENIEH publican un estudio sobre el Valle de Tobalina, Miranda de Ebro y el entorno de Haro, en el que se ha identificado la secuencia fluvial más completa del río
Burgos - Publicado el - Actualizado
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¿Cómo se forman los valles fluviales? ¿Por qué inciden los ríos? ¿Qué mecanismos controlan la velocidad de incisión fluvial? Son preguntas globales de la Geomorfología sobre la erosión de los ríos, que investigadores del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH) han abordado a través de un completo estudio centrado en el tramo alto del río Ebro, en su transcurso por las zonas del Valle de Tobalina, la Depresión de Miranda y el entorno de Haro, pertenecientes a las provincias de Burgos, Vitoria y La Rioja respectivamente.
Los resultados de este estudio, publicado en la revista
ponen de manifiesto que la capacidad de erosión vertical del alto Ebro se está reduciendo y podría detenerse en el futuro, cesando de ahondar el valle.
A lo largo y ancho del mundo se observan multitud de ríos cuyas últimas fases de evolución han formado valles encajados definidos por una geometría cada vez más profunda y estrecha, como por ejemplo el río Amarillo en China, el cañón del Colorado en América, y ríos como el Sena, el Rin, el Támesis, o el Ebro, en Europa.
Diversos estudios han relacionado esta fase generalizada de encajamiento en los valles, con un evento global de mayor fuerza de incisión de los ríos producida desde hace entre 700.000 y 1.200.000 millones de años hasta la actualidad.
Este incremento en la incisión fluvial ha sido explicada por un levantamiento tectónico del terreno que habría ocurrido de forma generalizada en diversos puntos del planeta, así como por un aumento de la severidad climática, ya que a partir de ese momento se instauran ciclos climáticos más extremos y de mayor duración (100.000 años), cuyo efectos sobre la cobertura vegetal y el caudal de agua habrían favorecido la erosión.
Sin embargo, el estudio de la sorprendente secuencia identificada en el valle del alto Ebro ha proporcionado un registro totalmente distinto. En las zonas estudiadas se han identificado hasta 22 niveles fluviales antiguos, esto es terrazas fluviales que indican la evolución de los valles, cuya posición y datación revelan un descenso paulatino de la velocidad de erosión en el sustrato rocoso.
“Estos resultados muestran que el alto Ebro ha ido perdiendo fuerza de incisión desde hace 1,2 millones de años hasta la actualidad, y podría dejar de profundizar el valle en un futuro próximo, adquiriendo lo que se llama un estado de equilibrio”, señala Alfonso Benito Calvo, primer autor de este estudio.
Los datos sugieren que la zona de la Cordillera Cantábrica por la que discurre el alto Ebro es una zona tectónicamente estable y que los cambios climáticos cuaternarios no han podido avivar la capacidad de incisión del alto río Ebro, lo que contrasta con los tramos medios y bajos de la cuenca, donde se conservan menos niveles fluviales pero, sin embargo, sugieren una mayor velocidad de incisión.
Análisis de imágenes y datación
El inicio del estudio se fundamentó en la identificación y cartografía de las terrazas fluviales (en el Laboratorio de Cartografía Digital y Análisis 3D del CENIEH, mediante el análisis de las imágenes y datos topográficos aerotransportados (LiDAR) suministrados por el Instituto Geográfico Nacional.
Esta identificación sirvió de base para la datación de una gran cantidad de muestras y terrazas fluviales, combinando varias técnicas de datación disponibles en los laboratorios del CENIEH: la Resonancia Paramagnética Electrónica y la Luminiscencia. Además, expertos del CENIEH también procesaron edades de núclidos cosmogénicos medidos en la Organización de Tecnología y Ciencia Nuclear de Australia.