Cártias aumenta su acción un 8% respecto al mismo periodo del año anterior durante el Estado de Alarma

El arzobispo de Burgos, Fidel Herráez, asugura que Cártias "ha estado preparada" y pide a la clase politica "trabajar unidos" para que "nadie quede arás"

Cáritas Fidel

Agencia ICAL

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El arzobispo y presidente de Cáritas diocesana de Burgos, Fidel Herráez, consideró hoy necesarios “liderazgos políticos y sociales que generen consenso” y que “no sean manipulados e ideologizados por ningún bloque” en alusión a la actual situación política. Así lo expuso en su comparecencia ante los medios para informar de las actividades que se han llevado a cabo durante el estado de alarma debido al coronavirus.

En este sentido, expuso que es “más necesario que nunca” construir puentes, acciones e ideas que rompan con los bloques, con las ideologías, con la fractura...y que nos acerquen a las personas”. Por ello, apeló a que se requieren “liderazgos capaces de generar reflexiones profundas acerca de las carencias y fortalezas de nuestro modelo y que superen la lógica de bloques ideológicos enfrentados que conllevan más dolor en las víctimas”.

“Este trabajo de transformación del mundo no podemos llevarlo a cabo solos; necesitamos del concurso de todos y particularmente de las autoridades políticas, civiles, económicas y sociales”, manifestó Herráez, quien al tiempo agregó que “el reto es tan grande que necesita la participación activa de todos con mirada amplia y grande”.

Cáritas diocesana hizo balance de su actividad en los tres meses de estado de alarma y manifestó su preocupación por las consecuencias socioeconómicas sobre los más vulnerables. Fidel Herráez subrayó su orgullo, felicitando a “trabajadores, voluntarios y equipo directivo por lo bien que han sabido gestionar y organizarse durante esta situación tan complicada como ha resultado la crisis que hemos tenido que vivir”.

Al igual que el resto de la sociedad, la Iglesia ha tenido que adaptarse a estas circunstancias tan complejas, y en el caso de esta institución, dijo, “ha sabido responder a los diversos retos que se han planteado en la acogida, en el empleo, en la infancia, en las personas sin hogar, en las dependencias, en el mundo rural… en todos y cada uno de los programas que sostiene”.

De esta manera, prosiguió, “la Iglesia ha estado muy activa y muy viva en el mundo de la exclusión y de la vulnerabilidad siendo motivo de esperanza para nuestro pueblo”. “Para los que se preguntan dónde ha estado la Iglesia en estos momentos, pueden dirigir su pregunta a los pobres, a los enfermos, a los emigrantes, a los solos, en definitiva, a los preferidos del Señor…”, haciendo bueno el lema adoptado ‘La Caridad no cierra’.

4.426 personas a través de 21.490 intervenciones

Tras las palabras del arzobispo, la coordinadora de acción social de Cáritas, María Gutiérrez, desgranó los datos sobre la actividad llevada a cabo en los tres últimos meses. Así, la institución caritativa atendió a 4.426 personas de 2.604 familias a través de un total de 21.490 intervenciones, un incremento de su acción del 8 por ciento de media respecto al mismo periodo del año anterior y realizada con “mayor intensidad” (hay programas cuya actividad se ha incrementado hasta en un 30 por ciento). Entre las personas atendidas, se encuentran muchos “recurrentes” que acudieron a la entidad hace años y han tenido que volver a solicitar ayuda y en torno a un 12 por ciento de nuevos participantes.

Entre estas intervenciones destacan las ayudas en especie -3.305, principalmente de alimentos, y que suponen un 33 por ciento que en el mismo periodo del año pasado-, y las económicas, con un importe de 255.909 euros, un 32 por ciento que en 2019. De estas ayudas económicas, 70.177 euros fueron de fondos propios y el resto adelantos a cuenta de las ayudas de la administración. Esta partida casi se ha triplicado.

Los programas más activos durante la pandemia fueron la acogida, que habitualmente se ofrecía a través de las parroquias, y que pasó a hacerlo de forma telemática, con 1.510 familias atendidas. En empleo fueron 1.028 personas, en su mayor parte con asesoramientos, pero también con decenas de inserciones laborales. En infancia se ha acompañado a 221 familias y en el programa de personas sin hogar se ha dado alojamiento o se ha intervenido con 194 personas.

En este último aspecto, Gutiérrez subrayó el traslado del albergue al Seminario diocesano para que las personas sin hogar pudiesen cumplir con las normas del confinamiento. En cuanto a las inquietudes de Cáritas de cara al futuro, destacan el endeudamiento creciente de las familias, incapaces de hacer frente al pago de alquileres y suministros, la brecha digital y la falta de recursos tecnológicos de las familias más vulnerables, la destrucción del empleo, especialmente en los sectores donde la precariedad laboral ya estaba presente, y en los que tienden a emplearse las personas atendidas por Cáritas.

Además de esto, desde la entidad se señala a la desprotección de las personas en situación administrativa irregular, que en muchos casos deben subsistir en la economía sumergida, por lo que carecen de acceso a cualquier tipo de ayuda, o tienen mayores dificultades para recibir otras, como las de urgente necesidad. También se han detectado más casos de soledad y abandono, que es “una forma más de exclusión”. La suma de estos indicadores genera una gran incertidumbre entre los usuarios de Cáritas y, en palabras de Gutiérrez, debe “hacernos reflexionar como sociedad en torno a los cuidados, que serán uno de los grandes retos en las próximas décadas”.

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