EN UN SUSPIRO

Es la penúltima posibilidad de acercar el Festival al público, que ayer abarrotaba algunos tramos del recorrido en medio de una animación extraordinaria.

Lo de ayer en la “sede oficial” del Festival, la Plaza de San Juan, fue un suspiro.

La llegada de los grupos participantes tras el desfile, se cerraba con una breve intervención sobre el escenario. Después llegó un punto de inflexión tanto artístico como emocional con la intervención de los Amigos de la Dulzaina, con una actuación dedicada a José María Fernández Manchado, miembro de esta agrupación, recientemente fallecido. Emotivo recuerdo con una solemne interpretación de la pieza de “los seises”. Los dulzaineros, instrumentistas imprescindibles de nuestro folclore. Maestros que, debieran serlo, de nuevas generaciones de dulzaineros que perpetúen la existencia de este instrumento y sus melodías.

Hemos dicho que la noche de ayer fue un suspiro. Llegaron los kazajos, Los extraordinarios bailarines de Kazajistan, que volvieron a demostrar su alto nivel artístico, pero la función acabó y a eso de las 10 y media finalizaba el espectáculo. El que el publico se quedara con ganas de más pone de manifiesto el nivel del respetable en esta plaza burgalesa y su querencia por el folclore después de 46 años…

Se nos hizo corto pero el hecho, seguro, ha doblado el interés y las ganas por la jornada de clausura. Media hora antes del final de la sesión de ayer sobrevolaron el cielo de la plaza tres cigüeñas, como anunciando el inminente final de la jornada o quizá, quien sabe, el anuncio de que en el día de hoy nos resarciremos del suspiro de ayer…