UNA NOCHE ELEGANTE

Si por algo se caracterizó la segunda jornada del Festival Internacional de Folclore fue por el color de las actuaciones, variadas, equilibradas, armonizando un programa redondo de menos a más, avanzando sobre el horario, cumplido a rajatabla.

La Rumanía de ayer, fue la Moldavia rumana, desconocida, diversa, con aires muy del este, en un país con una lengua románica que nos es tan próxima...

Brasil puso de manifiesto que la fuerza y la intensidad no está reñida con el buen hacer en el escenario y, sobre todo, que no solo de samba vive el brasileño, rompiendo tópicos.

Y Galicia... la elegancia...

Impresionante actuación de los hermanos gallegos de este grupo Xacarandaira que ha venido a demostrar que Galicia es Calidade, sin duda, pero también transcendencia cultural y ejemplo de estudio, trabajo y acción en beneficio de la tradición y del futuro de nuestras raíces.

El público (ese público tan sabio, de este Burgos tan de folclore) así lo entendió dedicándole la más efusiva ovación hasta el momento.

Los grupos de Burgos, Nuestra Señora de las Nieves y Tierras del Cid, firmes y formales, poniendo un contrapunto local muy adecuado, contribuyendo a ese equilibrio del que hablaba al inicio de este relato.

El público dedicó a Galicia la más efusiva ovación hasta el momento"

Pero la noche, además, fue la de los “collares rotos”. Hasta en tres ocasiones aparecieron sobre el escenario los voluntarios del festival, escoba en mano, para recoger abalorios diversos, perlas de collares, pompones, cintas y otros elementos decorativos del vestuario.

Una imagen singular, la de los “areneros” de una plaza de toros, instalados en medio del colosal escenario del festival. Los hilos de coco de los collares se reblandecieron con los calores de una noche de verano de las que haberlas haylas, como si se hubieran conjurado las meigas traídas por el grupo gallego para echar una mano.

Una noche elegante como los andares y movimientos de los galaicos.