OPINIÓN-SOCIEDAD
Implorando a ceres, Labrador
Escucha aquí a la colaboradora de COPE Bierzo, Silvia Rodríguez Álvarez
Madrid - Publicado el - Actualizado
2 min lectura
IMPLORANDO A CERES
LABRADOR
Labrador,
Ya eres más de la tierra que del pueblo.
cuando pasas, tu espalda huele a campo.
ya barruntas la lluvia y te esponjas,
ya eres casi de barro.
De tanto arar, ya tienes dos raíces
Debajo de tus pies heridos y anchos.
Madrugas, labrador y dejas tierra
De huella sobre el sitio de tu cama,
A tu mujer le duele la cintura
Por la tierra que dejas derramada.
………………..
Gloria Fuertes
Esta es la perfecta semblanza del agricultor que rotura, prepara y acondiciona la tierra, para sembrar con los “Idus de Marzo" los augurios de una buena cosecha.
El labrador sumerge sus días bebiendo los tiempos, imaginando nubes, bañando soles, oliendo los vientos o ahuyentando tempestades.
Siempre mirando al cielo con el rostro apergaminado por la zozobra, siempre con el sabor de la tierra en la boca, la desazón se refleja en su mirada. Mientras siembra, esbozando una sonrisa, disfruta con sus cuentos y sus cuentas como “La Lechera", hasta que se rompe el cántaro de la ilusión y el miedo se convierte en realidad, se agotan las ilusiones y entonces se fragua la tragedia. Porque el agricultor depende del céntimo del gasoil, del pedrisco, de las plagas, de la helada, de los intermediarios….
Entre tanto el ganadero persigue una eterna quimera en el horizonte verde, al son de los tiernos cencerros, confidentes de sus cuitas, contemplando con tristeza cómo se multiplica el esfuerzo y la ganancia se redondea a la baja, porque detrás de esta recia apariencia hay exceso de “pienso" pocos sueños y muchas horas masticando lluvia o sorbiendo sol y hormigas a la intemperie.
Nuestros agricultores, nuestros ganaderos son el pan y la sal de todos.
No se merecen este barbecho de promesas, esta borrascosa incertidumbre, esta tempestad que barrunta nada.