Mañueco, el 'superviviente' popular que se quita a Cs de pareja de baile

El presidente de la Junta de Castilla y León convocó estas elecciones convencido de que se acercaría a la mayoría absoluta y se ha quedado lejos

Mañueco, el 'superviviente' popular que se quita a Cs de pareja de baile

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

4 min lectura

No le ha salido como esperaba. El presidente de la Junta de Castilla y León y candidato de PP a la reelección, Alfonso Fernández Mañueco, convocó estas elecciones convencido de que se acercaría a la mayoría absoluta y se ha quedado lejos, a diez escaños, por lo que tendrá que sacar a relucir de nuevo su gen de supervivencia 'popular'.

El PP, con más del 97 por ciento de los votos escrutados ha logrado 372.777 sufragios, 61.035 menos que en el 2019, con un porcentaje de voto el 31,48 por ciento el 0,01 por ciento menos, y ha obtenido 31 escaños, dos más que en los comicios anteriores, siendo la primera fuerza en Salamanca, Ávila y Segovia y con empate a escaños en León, Zamora, Valladolid y Palencia.

Mañueco ha cambiado gobernar en coalición con Cs y tener casi la legislatura abrochada con unos presupuestos para 2022 frustrados en el último momento a verse obligado a pactar con Vox -que pasa de uno a trece parlamentarios-, y no solo la investidura sino en las leyes trascendentes, lo que le sitúa en una posición de inestabilidad que decía querer combatir con esta convocatoria.

Su estreno como presidente autonómico no ha sido como soñó cuando se convirtió en secretario general del PP de Castilla y León y creció internamente a la sobra de Juan Vicente Herrera, esperando una oportunidad que le llegó con susto: frente a la designación que había acostumbrado el PP para nombrar a sus líderes se estrenó con unas primarias que le enfrentaron al leonés Antonio Silván y que ahora investiga un juzgado de Salamanca por si pudo haber financiación ilegal por el pago de cuotas de afiliados con dinero sin origen determinado.

Mañueco se ha encargado de repetir hasta la saciedad que donde sus oponentes ven 35 años de gobiernos del PP o su extensa carrera política como un rasgo negativo, él ve experiencia que se puede aprovechar.

Vinculado al PP desde su juventud, Mañueco comenzó a desempeñar cargos públicos en el Ayuntamiento de Salamanca como concejal en 1995, con 30 años, y se convirtió en el presidente de Diputación más joven de España cuando en 1996 accedió al cargo tras la dimisión de su antecesor.

Pero su carrera política en el ámbito autonómico tiene en Juan Vicente Herrera, precisamente la persona a la que relevó al frente del partido y de la Junta, la referencia que siempre le ha guiado en sus pasos, aunque ya avisó de que seguiría su propio camino.

Fue Herrera, recién aterrizado como presidente para sustituir al nombrado ministro Juan José Lucas, quien le nombró en 2001 como consejero de la Presidencia y seguidamente secretario general del PP de Castilla y León, lo que le convirtió en su hombre de confianza en el partido y donde permaneció hasta ascender a presidente, también para suceder a Herrera, en 2017.

Por el camino, diez años como consejero, seis al frente de la cartera de la Presidencia y otros cuatro al cargo de una Consejería que fue más simbólica que de contenido, ya que era de Interior y Justicia, una competencia esta última que Castilla y León reclamaba asumir pero que aún hoy no tiene y que ha renunciado a reclamar.

Las estrecheces de la crisis y la voluntad de Herrera de que sus potenciales sucesores hicieran una 'mili' de gobierno local provocó que tanto a él como a Rosa Valdeón les encomendara la 'misión' de convertirse en regidores de Salamanca y Zamora, respectivamente, en 2011, lo que ambos hicieron.

A esta 'misión' fue entregado también en la siguiente legislatura el leonés Antonio Silván, que se sumó así a la terna de potenciales sucesores de Herrera, y que a la postre, tras el positivo por alcoholemia que apartó a Valdeón de sus cargos en la Junta, sirvió el duelo en primarias de Mañueco y Silván cuando el presidente dio un paso atrás que ya había amagado con dar años atrás.

Fue en ese momento cuando Mañueco tuvo claro que, en la práctica, los años al frente del partido le servirían para gestionar mejor que su oponente un proceso de primarias que estrenaba el PP y que, con un apoyo más holgado del previsto, le puso al frente del partido en 2017 y, de facto, le convirtió en candidato a las elecciones de 2019, aunque las convulsiones internas del PP a nivel nacional aún mantuvieron esta candidatura en la nevera.

Mañueco y el PP obtuvieron su peor resultado en décadas, con sólo 29 escaños, frente a un triunfo del PSOE, con 35, que no se repetía desde hacía tres décadas. El resultado de hoy es un punto de inflexión en su carrera, pendiente de un acuerdo con Vox y de la dinámica que, a nivel nacional, puede desarrollarse entre el partido de Abascal y el PP.

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