No mentirás, y menos a la Guardia Civil
El autor de los hechos efectuó una llamada falsa a Emergencias
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Todo el mundo hemos dicho en alguna ocasión una mentira piadosa. Hemos utilizado un pequeño engaño que ayuda a hacer sentir mejor a alguien o tapar alguna de nuestras equivocaciones. No es que sea algo bonito pero la realidad casi nunca lo es.
Aunque violar el octavo mandamiento, aquel que dice “No darás falso testimonio, ni mentiras“ seguramente sea uno de los más recurrentes a la hora de pasar por el confesionario, sepan que puede salir muy caro sobre todo si el engaño es hacia las Fuerzas de Seguridad del Estado.
Así le ha ocurrido a un joven de 26 años de edad de la localidad de Barakaldo (Vizcaya) que tuvo la feliz idea el pasado 15 de Diciembre de llamar a la central de emergencias 112 de Castilla y León, para hacerse pasar por una persona que había sufrido un accidente de Tráfico tras atropellar un animal (un corzo) en la localidad palentina de Nestar, junto a Aguilar de Campoo.
La patrulla de Destacamento de Tráfico del municipio cercano de Cervera de Pisuerga (Perteneciente a la Guardia Civil de Palencia) se presentó inmediatamente en el lugar indicado. Tras perder varios minutos en ese punto y sus proximidades intentando localizar el siniestro, no observaron ni vehículo ni animal para terminar retirándose muy contrariados de nuevo al cuartel.
La Guardia Civil, que no es como el cuento de Pedro y el Lobo, acude siempre a estas llamadas y además lo hace con celeridad. Mal está que se avise por un pequeño suceso, pero mucho peor es que avise de uno que no ha sucedido.
Por ello el Subsector de Tráfico empezó las gestiones pertinentes para localizar la fuente de la llamada. Tras cinco semanas de búsqueda e investigación, el pasado día 23 (lo que hacen en el CSI definitivamente es ficción) se localizó a este baracaldés al que se acusa de un presunto delito de desórdenes públicos e infracción a la ley de protección ciudadana de Castilla y León.
Si se consigue probar que fue el autor de la infracción puede que sea la llamada más cara de su vida, mucho más que una de tarifa roaming.