Capea es Leyenda

El centenario coso taurino de Guijuelo ha sido ayer tarde, testigo de un festejo para la historia. El regreso a los ruedos, con 70 años de edad y 5 décadas de alternativa de El Niño de la Capea, puso la plaza bocabajo.

La raza, el temple, la sabiduría y excelsa torería del maestro salmantino, encandilaron a un tendido abarrotado y a un callejón igual de concurrido. Ofrecía el maestro una lección magistral de toreo ante los ojos embelesados de compañeros de profesión como El Juli, Javier Conde, Emilio de Justo, Alejandro Marcos, López Chaves, José Garrido, Lugillano o el Cordobés entre otros. Todos y cada uno de ellos se emocionaban tras las tablas. Probablemente soñaban también con llegar a su edad, en tal estado de gracia.

El diestro charro ha sido y es un torero de excepción. Como tal ha vuelto a acrecentar su propia leyenda. En el esportón tres orejas y un rabo. No hace justicia el saldo numérico de los trofeos, frente al sentimiento a flor de piel, la marea de cariño y la admiración en el graderío. Premios de incalculable valor para una tarde en la que Pedro Gutiérrez Moya quiso que sus nietos y su hijo Pedro Gutiérrez Lorenzo, cortaran su coleta ante los ojos atentos y orgullosos de su yerno Miguel Angel Perera, al término del festejo.

Pedro Gutiérrez Moya se retira del toreo. Prosigue la leyenda de “El Niño de la Capea”.