Las monjas clarisas de un pueblo de Salamanca que triunfan con los dulces de Navidad
56 monjas, de entre 20 y 101 años, se afanan en las cocinas del Monasterio de Cantalapiedra (Salamanca) para tener a punto los nevaditos de limón, los mazapanes y los turrones que más venden en estas fechas
Salamanca - Publicado el
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Hay quien dice que los dulces de los conventos y de los monasterios saben a gloria, y qué razón tienen porque las monjas no solo ponen sus manos para elaborarlos sino también el corazón. Además, no hay prisa. En estos tiempos en los que vamos a la carrera casi no tenemos tiempo para cocinar. Tiramos de botes, congelados y de los más modernos artilugios para hacerlo todo al momento y prácticamente sin manchar la cocina.
Ya me gustaría entrar alguna vez en los fogones de las monjas porque seguramente que esa paz, esa tranquilidad que se debe respirar luego se refleja en el sabor exquisito de los dulces.
Las 56 Clarisas de Cantalapiedra
En COPE Salamanca casi, casi que nos hemos metido en las cocinas del Monasterio del Sagrado Corazón de las monjas clarisas de Cantalapiedra. Hemos hablado con la madre superiora María Aleluya que nos ha transmitido, a través de la voz, alegría y serenidad a la hora de hablar del trabajo en la cocina.
Ahora mismo viven en este Monasterio, que tiene poco más de 100 años, 56 monjas. Sus edades rondan entre los 20 años de la más joven y los 101 de la de mayor edad. “Todas ellas pasan por la cocina en estos días previos a la Navidad que son mucho más intensos. Cada una colabora en la medida de sus posibilidades y conocimientos” nos dice la madre superiora.
Ingredientes caseros: silencio, oración y corazón
Estas madres clarisas cocinan todos sus dulces de manera artesana. Muelen las almendras y hacen las figuritas de mazapan con sus manos que son sus principales herramientas. “Esto tiene su encanto” nos dice la madre superiora que nos cuenta que en sus cocinas no conocen ningún tipo de facilidad industrial que podríamos encontrar en otras cocinas.
“Realizamos un trabajo comunitario en fraternidad, en silencio y pensando y orando por la sociedad y las personas que posteriormente van a degustar nuestros productos” añade María Aleluya.
A través del trabajo humilde se dignifican como personas, se acercan más a Dios y consiguen ganarse el sustento para poder sobrevivir económicamente en unos momentos complicados por los que pasa la vida contemplativa.
Los ingredientes son los de toda la vida. Las recetas las han aprendido de otras monjas clarisas que se han acercado al monasterio para aprenderlas. Son recetas que se transmiten de unas a otras “las más mayores van enseñando a las más nuevas, algunas cosas se van mejorando”.
Nevaditos, turrones y mazapanes
El dulce más demandando ahora mismo son los nevaditos de limón. “No es un dulce expresamente de Navidad porque lo tenemos todo el año, pero al ser blanquito y nevadito la gente lo asocia a esta época del año. También tienen mucha venta los turrones y los mazapanes”.
María Aleluya opina que la sociedad sí que valora el trabajo que realizan. “Las personas esperan que nuestros dulces sean de calidad, con ingredientes naturales, nada químico. Yo creo que tienen cariño y aprecio hacia la vida contemplativa. Adquiriendo estos productos nos ayudan a subsistir”.