La pandemia ha incrementado los problemas de salud mental

El machismo, la homofobia, la precariedad laboral, los conflictos bélicos o el cambio climático, entre otros, están ya teniendo efectos negativos importantes en la salud mental de las generaciones futuras.

La pandemia, con las escaladas y desescaladas ,ha sacado a la luz la necesidad que tiene la población infanto-juvenil de contar, desde sus primeros años, con lo que se denomina educación emocional. Es necesario que transmitir el mensaje de que sus problemas y sentimientos son igual de válidos que los que tiene la población adulta.

Por supuesto, es la familia la primera que puede detectar algún problema emocional o sentimientos diferentes. Es más fácil, nos dice el pediatra Pablo Baz, detectarlos en familias estructuradas. Cuenta a COPE SALAMANCA que los problemas mentales en los jóvenes y adolescentes son más probables en familias desestructuradas donde los padres no les controlan, pasan muchas horas fuera en el trabajo y los jóvenes se sienten solos.

También Atención Primaria puede dar la voz de alarma, aunque es cierto que se trata de un sector de la población que no suele acudir al médico por carecer, habitualmente, de problemas orgánicos. Por estos motivos ocurren dos cosas: o no se detecta el problema o cuando uno lo hace es tarde y hay que pedir ayuda especializada.

Los padres y el círculo familiar debe estar alerta a los cambios emocionales de los niños, jóvenes y adolescentes. Pasar más tiempo con nuestros hijos y escuchar sus problemas y sentimientos pueden ayudar a detectar un problema de salud mental a tiempo.

1 de cada cuatro personas, nos explica José Manuel Lázaro, coordinador del Centro Ranquines de Cáritas que ha cumplido 5 años, padecerá o padece algún tipo de enfermedad mental. Es más común de lo que parece, aún así la sociedad sigue discriminando a estas personas. Desde el centro se llevan a cabo acciones de sensiblización en colegios y universidades.