EL TESTAMENTO VITAL: CÓMO QUEREMOS SER CUIDADOS

Hoy El Espejo aborda un tema serio, del que se habla poco y sobre el que cunde un general desconocimiento: el testamento vital. Nos ayudan a poner las ideas en claro Fabiola Yáñez, enfermera del Hospital General de Segovia y José María López, sacerdote responsable de Pastoral de la Salud de la diócesis.

El testamento vital es un documento de manifestación expresa de la voluntad de una persona, en plenitud de sus facultades, acerca de los tratamientos y cuidados de salud que desea recibir cuando llegue el momento en el que no pueda disponer de su voluntad (enfermedades graves, cercanía de la muerte, etc.) Fabiola nos habla del documento de instrucciones previas, de ámbito nacional, que nace en 2002 y que luego es desarrollado por cada comunidad autónoma y nos da detalles sobre su registro, su validez legal y la conveniencia de que cada paciente lo individualice según sus valores y creencias, que habrán de ser respetados por los sanitarios que lo asistan.

José María López comienza su intervención haciendo notar que fue la Iglesia española la primera en proponer este tema, en la década de los años 80, a partir de la Asociación de Profesionales Sanitarios Cristianos que existía en aquel momento. Nos subraya que lo que en él se refleja es mucho más que lo concerniente a la eutanasia y recomienda a los oyentes que se lo planteen, al igual que se testan los bienes, sin necesidad de estar enfermo. Nos lee también las partes más señaladas del testamento vital que propone la Conferencia Episcopal Española, disponible en su página web.

Ambos invitados coinciden en que la mejor opción es realizarlo dentro de la relación entre el sanitario y el paciente, con mutua confianza y respeto por ambas partes, independientemente de la forma y efectos jurídicos de su registro. La muerte es la parte final de la vida y, aunque parece que intentamos alejarla, hablar poco de ella, sería bueno afrontarla con naturalidad, tomado las decisiones que sean necesarias con tiempo y paz interior.

Por último, a la consideración que hace Fabiola sobre la necesidad de realizar campañas de formación y sensibilización sobre el testamento vital entre la población, responde inmediatamente José María recogiendo la idea desde el Secretariado Diocesano de Pastoral de la Salud. El Espejo ha servido, esta vez, como punto de partida de una nueva idea, la organización de charlas informativas sobre el testamento vital en nuestra diócesis.

La sección de El Laico ante el Espejo reflexiona también sobre la salud y la vida en este tiempo de Pascua recién comenzado. David, recordando la reciente imagen dolorosa del Congreso de los Diputados aplaudiendo la aprobación de la ley de eutanasia y suicidio asistido, comparte una serie de preguntas sobre la sensibilidad de la sociedad y de la clase política ante el uso de la muerte como conveniencia y moneda ideológica. Pero tras la cruz, llega la Pascua y se nos propone aprovechar este tiempo para meditar sobre el misterio y el valor de la vida. No nos quedemos en el Sábado Santo, en el sepulcro de los que no esperan más allá que las tinieblas de la muerte: carguemos con nuestras cruces y apostemos por la vida. Por la Vida.