Madrid - Publicado el - Actualizado
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Cuando ya parecía que recobrábamos cierta normalidad en nuestras vidas, el diminuto ser que nos atormenta desde hace más de un año nos ha vuelto a frenar los pies. Y a demostrarnos que, a pesar de nuestros intentos por derrotarle, su fin parece no estar tan cercano como nos gustaría. Estamos en mitad de un puente festivo, se acerca la Navidad. Fechas en las que los diferentes medios de transporte se llenan de pasajeros que buscan disfrutar de un viaje en familia o reunirse con sus seres queridos.
Y una vez más la sombra de una nueva variante de Covid amenaza con truncar todos nuestros planes. Aunque nuestro sentido común debería habernos avisado ya de cómo debemos actuar dadas las circunstancias que se nos presentan, con las que convivimos desde marzo de 2020. De nuevo vemos como los presidentes regionales toman sus propias decisiones para frenar la expansión del virus, sin un consenso global. Iniciaba el programa de hoy con unas palabras del Papa Francisco aludiendo a la necesidad de unirse frente al conflicto. Si hace más de 40 años las ideologías más distantes lograron el consenso para caminar hacia la democracia, quizá podamos mirarnos en ese espejo para salvaguardar, juntos y sin conflictos, la salud de todos los ciudadanos.
«Queremos hoy nuevamente recordar y agradecer el gran esfuerzo colectivo de nuestra sociedad que, movida por un espíritu de concordia y de proyecto a largo plazo para nuestro país, fue capaz de alcanzar el gran pacto nacional de la Transición que cristalizó en nuestro actual sistema político definido en la Constitución de 1978 y que hemos de preservar y fortalecer», estas palabras textuales —pronunciadas en la apertura de la Asamblea Plenaria de noviembre de 2020— del presidente de la Conferencia Episcopal, Juan José Omella, están hoy más vigentes que nunca. Mañana, 6 de diciembre, celebraremos el día de la Constitución. Seguro que muchos de nosotros desconocemos la mayoría de sus artículos y de lo que implican en la relación entre la Iglesia y el Estado. Para acercarnos un poco más a estos asuntos contamos en Iglesia Noticia con el fiscal de la Audiencia Nacional, Joaquín González-Herrero.
El jurista segoviano acaba de publicar La Ley Perpetua. Fundamentos de una Utopía, un libro en el que aborda aquella legislación cuya razón de ser: poner límites al poder y establecer una serie de derechos, la convierten el primer proyecto de Constitución occidental, a pesar de que esa denominación es bastante actual.
A lo largo de la Historia, la Iglesia ha tenido un papel decisivo, de hecho, en el contexto histórico de su libro da cuenta de cómo el Papa y sus decisiones de cobrar diezmos, ayudaron a que Carlos V accediera a la corona. Así, aquellas doctrinas de los teólogos de la época sentaron los fundamentos de la jurisdicción.
Como precedente tenemos el Concordato de 1953, actualmente las relaciones Iglesia-Estado vienen regidas por los Acuerdos de 1979, ¿la diferencia jurídica? En verdad, prácticamente ninguna, tan solo es una denominación, pues ambos vienen a referirse a tratados internacionales entre dos Estados. Si bien, un concordato es de carácter más general, siendo los acuerdos más concretos.
Esos acuerdos de 1979 —asuntos jurídicos; enseñanza y asuntos culturales; asistencia religiosa a las Fuerzas Armadas y asuntos económicos— son de sobra conocidos por los juristas, aunque no tanto por los ciudadanos de a pie, ya que, como reconoce González-Herrero, hay gran desinformación al respecto. Unos acuerdos que fueron fruto de la concordia de la época de la Transición en una sociedad (que no Estado) ampliamente católica y que, según el fiscal segoviano, no han de entenderse como un privilegio de la Iglesia católica frente al resto de religiones, aunque podrían revisarse algunos detalles entendiendo la pluralidad religiosa de la sociedad española actual.
¿Y qué ocurre con el intento de derogación o no aplicación de estos acuerdos? Pues como asegura González-Herrero, podría producirse, pero sería un proceso largo pues se trataría de una modificación con un proceso singular con necesidad de consenso con la Santa Sede. Diálogo, unidad, consenso.