Entrevistas en profundidad para conocer la historia del Infante don Pedro

Cope Segovia ha entrevistado al encargado de la investigación del estudio antropológico y al director del centro donde se ha restaurado la indumentaria del Infante don Pedro

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

7 min lectura

El pasado 16 de septiembre tuvo lugar la presentación en la Catedral de Segovia de la restauración de las vestimentas del Infante don Pedro, hijo de Enrique II, tras el descubrimiento de estos textiles y de sus restos óseos en noviembre de 2019 en el conocido sepulcro de la Sala de Santa Catalina.

Una historia sobre el Infante don Pedro que comenzó un 22 de julio de 1366 cuando este se precipitaba por una de las ventanas del Alcázar de Segovia cuando era un bebé. En ese momento nació una leyenda que se ha transmitido de generación a generación y a través de documentos históricos, llegando hasta nuestros días.

El dato de que murió antes del año de vida se ha podido conocer recientemente con el estudio antropológico y genético de los huesos (ahora en una segunda fase), dirigido por el Catedrático de Medicina Legal y Forense de la Universidad de Granada, José Antonio Lorente Acosta.

Cope Segovia tuvo la oportunidad de entrevistar a Lorente Acosta y al Director General de Patrimonio Cultural de la Junta de Castilla y León y del Centro de Conservación de Bienes Culturales en Simancas, Gumersindo Bueno Benito, donde se ha recuperado la indumentaria medieval perteneciente al Infante, de gran calidad artística e histórica y que ahora se custodia en la Catedral de Segovia a la espera de su exposición.

Cronología de un Descubrimiento

El lunes 18 de noviembre a las 10:00 hrs. de 2019 fue el momento elegido para abrir el cofre forrado con terciopelo que guardaba los restos del Infante Don Pedro, hijo de Enrique II de Castilla, 461 años después de su traslado desde la antigua catedral en agosto de 1558. Una historia que volvió a la actualidad y que aumentó el interés por la figura de Don Pedro con la apertura de su sepulcro, destapando el secreto que guardaba el cofre de pequeño tamaño encajado en un hueco abierto en la base.

Este hallazgo acaparó numerosas portadas nacionales ya que el descubrimiento difundido por la Catedral de Segovia iba a conseguir poner luz a la historia de este Infante y su trágica muerte contada durante siglos. El fallecimiento del hijo de Enrique II, primer monarca de la dinastía de los Trastámara, se produjo según la leyenda oral cuando el pequeño se precipitó por una de las ventanas del Alcázar de Segovia, haciéndolo a continuación su cuidadora ante la desesperación y angustia por lo sucedido. Un hecho que tenía todos los ingredientes para hacerse popular tanto dentro de Segovia como fuera: monarquía, sucesión, muerte trágica, castillo y preguntas sin responder.

Una de esas preguntas era la verdadera edad del Infante en la trágica fecha de la muerte, el 22 de julio de 1366. Este asunto ha sido recogido por cronistas durante siglos consolidándose la idea de que tenía alrededor de 10 años cuando falleció. Algo que podría deberse a que el sepulcro levantado en la nueva catedral para su enterramiento en 1558 da la apariencia de un niño, casi adolescente por la vestimenta, tamaño de la talla y la espada que empuña en sus manos.

Pero el descubrimiento producido en noviembre de 2019 en el contexto de la restauración del mencionado sepulcro fue una oportunidad única para esclarecer detalles sobre la muerte del Infante, esta vez con la nueva tecnología del siglo XXI y avances médicos.

Investigación antropológica

Casi un año después del hallazgo, la Catedral fue sede de la presentación de los resultados antropológicos que desvelaron datos sobre la edad real y otros de interés. Fue en octubre de 2020 tras hacerse cargo de la investigación el Catedrático de Medicina Legal y Forense de la Universidad de Granada, José Antonio Lorente Acosta y su equipo, en colaboración con el Jefe del Servicio de Radiología del Hospital Universitario Clínico San Cecilio de Granada, José Luis Martín Rodríguez.

Durante los meses que duró el proceso, iniciado con el traslado de los restos óseos hasta la Universidad de Granada (UGR), se llevó a cabo un estudio antropológico liderado por la Catedrática de Antropología Física, Inmaculada Alemán Aguilera. El informe antropológico confirmó que los huesos encontrados corresponderían al mismo individuo, el Infante don Pedro, y su edad en el momento de la muerte sería de entre 6 meses y 1 año y medio. Debido al mal estado de los restos óseos hallados, en esta primera fase correspondiente al estudio antropológico no se pudo especificar el sexo.

Otra de las conclusiones extraídas afirmó que las alteraciones observadas sugerían que pudiera haber un proceso metabólico que altera el desarrollo y produce estas modificaciones. El Infante, antes de su muerte, podría haber padecido raquitismo. Este diagnóstico se observó en el extremo distal del fémur derecho, así como en el proximal de la tibia, que mostraban un claro engrosamiento. Unido al arqueamiento de la diáfisis de la tibia y a la rotación externa de la metáfisis proximal se pudo indicar que sufrió esta enfermedad.

El estudio también concretó que los tres huesos encontrados se tratarían de un fragmento medial de diáfisis de un fémur izquierdo, el extremo distal de un fémur derecho que conserva la metáfisis y una tibia derecha.

Para llegar hasta estas conclusiones que aclararon la edad de la muerte del Infante, patologías previas y huesos encontrados, se llevaron a cabo diferentes pruebas desde el área de antropología de la UGR y en el Servicio de Radiodiagnóstico del Hospital Clínico San Cecilio de Granada. En el Departamento de Medicina Legal, Toxicología y Antropología Física de la Facultad de Medicina de esta universidad, los trabajos dirigidos por Inmaculada se concretaron en el estudio comparativo con huesos de individuos de edades similares, procedentes de la colección osteológica depositada en Granada. Esta comparación se realizó a través de un modelo tridimensional de los huesos mediante un escáner de superficie, entre otras pruebas.

Desde el departamento de antropología se enviaron los restos óseos para el estudio radiológico al Servicio de Radiodiagnóstico del Hospital Clínico San Cecilio, dirigido por José Luis Martín Rodríguez. En el hospital granadino se realizó una adquisición volumétrica de los huesos mediante un estudio de Tomografía Computarizada y una impresión 3D de los restos óseos con grosor de 0,4 mm.

Actualmente, se lleva a cabo el estudio genético de uno de los huesos del Infante. Los resultados está previsto darlos a conocer en los próximos meses.

Cronología del traslado de los restos del Infante hasta su lugar actual en 25 de agosto de 1558

La muerte del Infante se fecha el 22 de julio de 1366. Para contextualizar, Enrique II hizo del Alcázar de Segovia su residencia aunque permanecía habitualmente fuera de la fortaleza debido a la guerra que desde hacía años le enfrentaba a su hermano Pedro I por el poder en Castilla.

Tras la muerte del Infante, Enrique II expide un privilegio real desde Burgos para levantar un sepulcro en su honor. La guerra finaliza en 1369 con la victoria de Enrique II, apodado el “Fraticida”, que instaura la dinastía de los Trastámara.

El sepulcro se levanta por expreso deseo suyo en el centro del coro de la antigua catedral de Segovia dejando escrito en este privilegio que debería estar iluminado por dos hacheros día y noche, y custodiado por “dos porteros de confianza del cabildo para siempre”.

Tras la Guerra de las Comunidades que acontece entre el 1520-1522 y que enfrenta a comuneros contra realistas liderados por el rey Carlos I, la antigua catedral que se situaba frente al Alcázar queda dañada y se decide construir una nueva en el lugar actual.

El jueves 25 de agosto de 1558 con los trabajos de construcción de la nueva catedral ya avanzados se realiza en solemne procesión desde el lugar que ocupaba la antigua catedral el traslado de los restos del infante Don Pedro guardados en el cofre hallado, y en otras cajas, los restos de María del Salto, canónigos y obispos. Todo esto se recoge en el libro “Historia de la Insigne Ciudad de Segovia y Compendio de las Historias de Castilla” del sacerdote e historiador segoviano, Diego de Colmenares.

El cofre con los restos del Infante fueron sepultados en la capilla de Santa Catalina, en el cuerpo bajo de la torre. Se levantó para su descanso eterno un nuevo sepulcro, de estilo renacentista, más acorde a la época, rodeado de una reja en cuyo friso se puede leer: “AQVÍ IAZE EL INFANTE DON PEDRO FIJO DEL SEÑOR REI DON ENRIQUE SEGUNDO -ERA-1404- AN 1366”.

461 años después los restos del Infante volvieron al exterior aprovechando la restauración de su sepulcro en una nueva oportunidad de conocer con mayor profundidad la historia sobre su muerte que tanto llama la atención de segovianos y visitantes.

El 20 de diciembre de 2019, apenas un mes después de la apertura, se volvieron a inhumar los restos óseos en el mismo cofre y sepulcro debido a la necesidad de seguir con las obras de renovación en la Sala de Santa Catalina y de volver a ubicar la tapa con la efigie sobre el sepulcro.

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