Las fiestas de San Juan y San Pedro: origen en el siglo XV

El Archivo de la Catedral de Segovia conserva varios programas de Ferias y Fiestas del siglo XIX de la extensa colección del que fuera canónigo de la Catedral, Tomás Baeza

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Segovia celebra este martes 29 de junio la solemnidad de san Pedro y san Pablo Apóstol. Una festividad arraigada en la ciudad que marca el final de las Ferias y Fiestas de San Juan y San Pedro remontadas al siglo XV y cuya celebración ha ido variando a lo largo de este tiempo.

Como sucedió el año pasado este 2021 no ha contado con el tradicional programa de fiestas, propias del inicio del verano, y que llenan Segovia de eventos culturales. Se celebrará la misa solemne el martes 29 de junio a las 10:00 en la capilla del Santísimo.

La historia de las Ferias y Fiestas, en el Archivo Catedral

El Archivo de la Catedral de Segovia, además de incunables, códices y 4.500 partituras, conserva varios programas de Ferias y Fiestas de San Juan y San Pedro de 1883, 1884 y 1885 pertenecientes a la colección del que fuera canónigo y Deán, Tomás Baeza González, a los que se unen carteles de actividades taurinas con una programación muy detallada.

Históricamente, el origen de la celebración de San Juan y San Pedro, tan arraigada en la ciudad de Segovia, se remonta al siglo XV. El Rey Enrique IV, que habitó la mayor parte de su vida en Segovia, concedió a la ciudad dos ferias anuales de treinta días “francos” cada una en 1459. La primera se estableció ocho días antes de las Carnestolendas, periodo que comprende los tres días anteriores al Miércoles de Ceniza y, la segunda, el día de San Bernabé, el 11 de junio.

En 1460 empezaron a celebrarse estos dos periodos festivos “para siempre jamás” y, posteriormente, la Reina Isabel la Católica y Felipe II confirmaron este privilegio.

Programas de Ferias y Fiestas de 1883, 1884 y 1885

Con el tiempo, las Ferias y Fiestas de San Juan y San Pedro se convierten en un referente comercial para la ciudad de Segovia pero ya durante el siglo XIX pierden su pujanza. Ante esta situación, y por iniciativa de la Sociedad Económica de Amigos del País, el Ayuntamiento de Segovia acuerda en 1883 trasladar la Feria entre los días 13 al 18 de junio para evitar que esta celebración coincidiera con la de otras localidades.

El programa de Ferias y Fiestas de ese año -1883-, presentado por el entonces alcalde, Antonio de Llana Esteban, recoge la firme voluntad del Ayuntamiento de revitalizar los festejos:

“El Excmo. Ayuntamiento de esta ciudad, animado del firme y decidido propósito de fomentar la Feria y que en este año ha de tener lugar del 13 al 18, no ha perdonado medio ni sacrificio alguno para darle el mayor esplendor y rodeándola de varios festejos con la eficaz cooperación de las clases industrial y comercial de la población, corporaciones, sociedades y empresas particulares, disponiendo tenga lugar esos días la varias funciones…”

En el programa de 1884, las actividades comenzaban con la inauguración de la Feria a las 10:00 de la mañana del 13 de junio con los disparos de voladores, recorriendo las calles de la ciudad la comparsa compuesta por gigantones, tarascas, gigantillas, danzas, tamboriles y dulzainas.

La Cucaña, palo vertical utilizado para escalar, se instalaba en el centro de la Plaza Mayor y se repartían premios para los que lograsen trepar hasta su tope. Dentro de este ambiente festivo, los edificios de la Plaza Mayor, entre ellos el Ayuntamiento, se adornaron con una “vistosa iluminación” durante la noche y se instalaron, según el programa detallado, los puestos de la Feria, que eran levantados por el consistorio.

En el mismo, la pirotécnica se contrató con el “acreditado pirotécnico don Manuel Alonso”, procedente de Palencia y, como fin de Fiestas, se lanzaron todo tipo de fuegos artificiales.

“seis bombas explosivas despedidas en morteros; doce cohetes de bomba real, coronas ascendentes, serpentinas aéreas, voladores de varias detonaciones, la Rosa doble , voladores de colores, una bomba de luces blancas, una corona ascendente, cohete de lluvia y colores, el disco y la rueda volante finalizando con un bonito resplandor chinesco”

La música también formaba parte fundamental del programa y, todos los días festivos, las bandas de la Academia de Artillería y del Asilo de Huérfanos interpretaban “aires nacionales y piezas escogidas” en la Plaza Mayor.

Ante esta serie de cambios, el programa de las Ferias y Fiestas dedicadas a San Juan y a San Pedro adquirió una gran relevancia. Uno de los más completos, por las ilustraciones y su riqueza decorativa, data del año 1885. El diseño y edición, muy cuidada, lo convierten en una de las piezas más singulares y populares coleccionadas por D. Tomás Baeza.

Los festejos son muy parecidos a los anunciados en el programa de 1884, pero incluyen la activación de las fuentes del Real Sitio de San Ildefonso, que tuvo lugar el día 15 y, el 16 de junio, el programa cedía un hueco para una corrida de toros. La programación se completaba con teatros, zarzuelas o premios a los niños de las Escuelas Municipales.

Durante los días de Feria, el Ayuntamiento distribuía limosna entre los pobres y las solemnidades religiosas se celebraron ese año en el Santuario de Nuestra Señora de la Fuencisla la tarde del 17 y en la mañana del 18 de junio, iluminándose el santuario.

Finalizaban las fiestas el día de San Pedro, según el programa, con la “quema de una variada colección de fuegos artificiales de los acreditados pirotécnicos de la Real Casa de Palencia y una banda de música ejecutará piezas escogidas”.

A pesar del impulso dado, no parece que las fiestas en los años siguientes recobraron el esplendor de siglos atrás. El Adelantado del 24 de junio de 1897 se hace eco de la noticia por la que el Ayuntamiento de la ciudad solicitaba a los segovianos que cumplieran con las Ordenanzas Municipales para dar buena imagen a todos aquellos que se acercaban a la Feria de Segovia. Entre las recomendaciones se citaba tener los artículos de consumo en perfecto estado o no tender la ropa en los balcones.

Actualmente este periodo festivo se ha revitalizado con una agenda cultural cargada de música, folclore, pasacalles, teatro y fuegos artificiales que volverán a ocupar muy seguramente las calles y plazas el próximo año.

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