La Diputación ve "difícil" amueblar este año el palacio de congresos de La Faisanera

Es difícil que se pueda acometer este año el amueblamiento del palacio de congresos de La Faisanera. Así de claro y sincero se ha mostrado en los micrófonos de COPE el presidente de la Diputación, Miguel Ángel de Vicente. El presupuesto que rige este año en la institución provincial contempla el desarrollo de la tercera fase de construcción de ese espacio y también incluye la reserva de una partida para amueblarlo, con 1'2 millones de euros.

De Vicente ha explicado que, en paralelo a esa construcción y dotación, se debe solucionar la cuestión urbanística y también la del agua. Para ello entran en juego otras instituciones, como la Confederación Hidrográfica del Duero o los ayuntamientos de la capital y también de Palazuelos de Eresma, que tiene que aprobar definitivamente la modificación puntual de normas urbanísticas que afectan al sector donde se asienta el complejo.

Todo debe avanzar, según De Vicente, puesto que “no puede ser lo uno sin lo otro ni lo otro sin lo uno”. A principios de este año, el anterior presidente, Francisco Vázquez, explicó la partida presupuestaria que serviría para dotar el mobiliario del palacio de congresos. La primera estimación era que se pudiera acometer en el tramo final de 2019, pero todo apunta que no será posible.

Por otro lado, el presidente quiere que a comienzos de octubre comiencen los movimientos para confeccionar el presupuesto para 2020, que será el primero de su mandato. De Vicente aspira a que las cuentas se aprueben antes de que acabe el año, aunque ha recordado el condicionante que puede suponer el panorama político nacional.

El nuevo equipo de gobierno lleva apenas un mes al frente de la Diputación y, tras el mes de agosto, vuelve a la normalidad a la actividad de la institución, tras la sucesión de fiestas patronales por toda la geografía segoviana, que se prolongará hasta principios de octubre, con las que se dedican a la Virgen del Rosario, como ha recordado De Vicente. La normalidad también se nota en el regreso a pueblos menos concurridos, tras la marcha de los veraneantes y el regreso de la realidad de la España vaciada.