El simulacro en Segovia que ha cogido desprevenidos a los chinos
Los turistas se suman al personal del Alcázar para desarrollar el simulacro que cada año conmemora el incendio que asoló la fortaleza hace 162 años
Segovia - Publicado el - Actualizado
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"Alcaide, alcaide, alcaide". A las diez de la mañana de este miércoles, tanto en el interior como en los exteriores del Alcázar de Segovia ha sido bien audible ese aviso. Un código interno que marca la puesta en marcha del protocolo para emergencias. Instantes después, un nuevo anuncio por megafonía, indicando la necesidad de desalojar la fortaleza y de seguir las indicaciones del personal. Un fallo eléctrico ha sido el detonante para el simulacro que, cada 6 de marzo, conmemora el incendio que asoló el Alcázar en 1862.
Solo cinco minutos después del aviso, la Policía Local tomaba posiciones ante la fortaleza, en la plaza de la Reina Victoria Eugenia. Y en dos minutos más, llegaban los bomberos. Para ese momento, todos los trabajadores, tanto civiles como militares cumplían todo lo estipulado en el protocolo. El personal ya había desalojado a los visitantes, algunos de ellos asiáticos. Y todos, sorprendidos de lo que estaba sucediendo. En total unas 150 personas resultaban afectadas por la situación.
Un incendio se había desatado y, además, en esa evacuación, uno de los trabajadores había caído, resultando herido. Los bomberos tenían que sacarlo por una pequeña escalera de caracol, que accede a la torre de Juan II. Para ello, han empleado una gran lona, de reciente adquisición, que se ha demostrado cómoda y eficaz.
Entretanto, se salvaguardaban las obras de arte y los legajos del Archivo General Militar, se ponía a salvo a las personas con un plan de actuación que se fija incluso en el entorno natural del Alcázar. Una vez trasladado por los bomberos a un lugar más seguro, los efectivos sanitarios atendían a Antonio, herido en un tobillo por la caída y conmocionado. Tras la valoración y primera atención, Antonio era portado en camilla a la ambulancia que le trasladaba al Complejo Asistencial.
Eficacia y rapidez
Todo esto en menos de media hora. Es lo que ha supuesto, como cada 6 de marzo, el simulacro de emergencia que conmemora el incendio que asoló el Alcázar en 1862 y que motivó el traslado del Real Colegio de Artillería al convento de San Francisco, sede actual de la Academia.
Antonio, de 22 años, es realmente trabajador de la fortaleza y ha representado a ese herido, convirtiéndose en protagonista del simulacro de este miércoles. Previamente, al confirmar que él sería el herido le habían dado la pauta de la caída. Pero, a partir de ahí, los detalles de intensidad, gravedad, estado u otros, han corrido de su cuenta... de su interpretación.
Cada vez, más medidas
Cada año, esta cita sirve para testar el plan que maneja el Patronato del Alcázar, que sigue invirtiendo recursos para impedir que un siniestro tenga el alcance del fuego de hace 162 años. El coronel Rafael de Felipe es el alcaide del Alcázar y el director de la Academia de Artillería y ha relatado cómo ya se superan las cien videocámaras o que se han instalado sistemas de gestión y control de aforo, para asegurar que no hay más gente en la fortaleza de la que se puede acoger.
Una veintena de trabajadores ya ha realizado un curso sobre conocimientos de soporte vital básico, reanimación o uso de desfibriladores. Curso que seguirán otros compañeros en este 2024. También se ha incrementado el personal de seguridad y se han instalado pulsadores inalámbricos de aviso en varias de las salas.