Unas 35 toneladas de paja para acolchar el terreno y evitar arrastres en la zona del incendio de la sierra

Esta semana se han realizado descargas de paja de cereal desde un helicóptero en las zonas más altas y escarpadas a las que afectó el incendio de La Granja y del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama. Una acción que buscar acolchar el terreno y evitar los arrastres que puedan provocar las lluvias del otoño.

Se trata de un paso previo a la reforestación posterior. Para el global de las actuaciones hay un plazo previsto de unos seis meses y se avanza según el ritmo previsto. Además de esa labor de acolchado, se construyen fajinas y albarradas, con la madera quemada que se recopila, como ha explicado el delegado territorial de la Junta, José Mazarías.

Al mismo tiempo, se arreglan los caminos que quedaron afectados por el incendio. La previsión es que, en tres días, se descarguen desde el aire alrededor de 35 toneladas de paja, que servirán para cubrir unas 12 ó 15 hectáreas de terreno. El helicóptero actúa durante alrededor de cuatro horas al día, en las que realiza 30 vuelos de descarga, como ha confirmado el ingeniero jefe, Ignacio Quintanilla, que ha añadido que las cuadrillas de tierra cuentan también con apoyo de tracción animal, a través de una pareja de mulas, que ayudan en el transporte de la madera.

Para este viernes estaba prevista una reunión de coordinación con los representantes de los voluntarios que se presentaron poco después del incendio para colaborar en las labores de recuperación del monte. Un encuentro en el que participarán tanto la Junta de Castilla y León como el Ayuntamiento del Real Sitio de San Ildefonso. Su alcalde, Samuel Alonso, ha explicado que esos voluntarios comenzarán a trabajar en la zona de Fuente de los Infantes.

Por otro lado, dos de los arroyos que pasan por la zona del incendio han tenido que ser desviados tres veces desde el 26 de agosto, para que no vertiesen sus aguas al estanque de El Mar. Ha sido coincidiendo con las tres jornadas de tormenta que se han registrado desde entonces, ocasionando arrastre de cenizas. De manera cotidiana se efectúan análisis. Si los resultados son normales, como sucede ahora, los cauces de esos arroyos llegan al estanque y, si no, se desvían, para evitar la afección al agua de consumo del municipio, como ha explicado el regidor.