El clamor de agricultores y ganaderos: "O tenemos precios justos o nos vamos del campo"
La manifestación convocada en Valladolid supera todas las previsiones de asistencia, con alrededor de 800 tractores y 1.000 personas a pie
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"Los datos hablan por sí solos", explica Asunción, una mujer procedente de Valverde de Campos. Esos datos reflejan que en el año 1980 el trigo se pagaba a 30 pesetas. Al cambio, 18 céntimos de euro. La misma cantidad que reciben a día de hoy los agricultores.
Los bajos precios a los que han de vender sus productos agricultores y ganaderos es parte del problema que ha motivado a alrededor de 2.000 personas, de las cuales 800 subidas a su tractor, a secundar la manifestación convocada este miércoles en Valladolid en favor de unos precios "justos".
A esos bajos precios hay que sumar los costes de producción. "Cada vez son más caros", se lamenta Pedro, de Tudela de Duero, quien advierte que los consumos de herbicidas, combustible o electricidad, en ocasiones, alcanzan a "triplicar" los precios de venta de sus productos. Ante esta situación, Ángel, de Serrada, reconoce que "hay veces que andamos justos". A lo que Óscar, otro agricultor de Serrada, añade: "llega un momento en el que no se puede soportar". No solo por los precios, matiza Óscar, sino también por las reglas de juego de un mercado que "no son justas para nosotros", en relación a la posibilidad que sí tienen otros de utilizar transgénicos, y con las que "no podemos competir" con terceros países.
En un escenario de incertidumbre y de negociación ante la que será la nueva Política Agrícola Común (PAC), agricultores y ganaderos se muestran recelosos. Quieren que sus explotaciones sean rentables "por sí solas". "Las ayudas nos hacen endeudarnos más", advierte Alberto, de Alaejos.
"No vemos ningún tipo de futuro", confiesa Mariano, procedente de Torrelobatón. "Y prueba de ello", se explica, "es que cada vez hay menos labradores y, los que tienen hijos, procuran que se dediquen a otra cosa". Para Fernando, de Castrejón de Trabancos, es insostenible que una persona trabaje "para arruinarse". Por lo que, advierte: "o tenemos precios justos o nos vamos todos del campo".