CURIOSIDADES

¿Sabías que la jeringuilla desechable es un invento español?

El inventor fue Manuel Jalón, la misma persona que veinte años antes había revolucionado el mercado doméstico con la invención de la fregona.

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¿Sabías que la jeringuilla desechable es un invento español?

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Alfred López es divulgador científico y autor de la saga de libros de curiosidades "ya está el listo que todo lo sabe". Cada lunes nos explica, en La Linterna Catalunya, unas cuantas de ellas

¿Sabías que la jeringuilla desechable es un invento español?

Desde su invención a mediados del siglo XIX (por el escocés Alexander Wood) la jeringa para inyectar o aspirar líquidos del cuerpo había estado fabricada en distintos materiales como vidrio o piezas metálicas, siendo reutilizada una y otra vez con diferentes pacientes tras haber sido lavadas y/o esterilizadas.

Pero no fue hasta bien entrada la década de 1970 cuando se inventó la jeringuilla desechable y de un solo uso (que con el tiempo se ha comprobado que ha salvado a millones de personas de no ser infectadas).

El inventor de este recipiente, realizado en plástico, y que servía para inyectar líquidos (o para extraer sangre en los análisis) fue Manuel Jalón, la misma persona que veinte años antes había revolucionado el mercado doméstico con la invención de la fregona.

No fue hasta inicios de los años ‘80 cuando comenzó a comercializarse la jeringuilla desechable, haciéndose rápidamente muy popular. En la actualidad se calcula que diariamente se fabrican alrededor de veinte mil millones de unidades en todo el planeta.

¿Por qué a veces llamamos a alguien con el nombre de otra persona?

Solemos achacarlo a un despiste o a estar pensando y/o haciendo varias cosas a la misma vez, pero el hecho de llamar a alguien con el nombre de otra persona es más común de lo que creemos y suele pasarle a una gran parte de la población.

Lo curioso es que esa equivocación suele sucedernos casi siempre con los mismos protagonistas y estos suelen ser dos personas muy cercanas a nosotros (hermanos, hijos, padres, tíos, amigos…).

Los anglosajones (muy puestos a bautizarlo todo) utilizan el término ‘misnaming’ para referirse al hecho de nombrar a alguien equivocadamente.

No hay una respuesta clara y contundente para este fallo de memoria pero, según indican los expertos, puede deberse a que cuando nuestra memoria almacena datos de todas las personas a las que conocemos lo hace guardándolo en bloques de afinidad y, por ejemplo, nuestros hijos o mejores amigos se encuentran en un mismo grupo por lo que al ir a llamar a uno hay mucha posibilidades que acabemos haciéndolo por el nombre del otro.

Es habitual que una madre llame a cualquiera de sus dos hijos por el nombre que no le corresponde, pero esto no ocurre por el hecho de que puedan parecerse físicamente (incluso a veces se puede llamar al hijo con el nombre del abuelo) sino porque ambos se encuentran alojados en el mismo bloque de la memoria. Lo mismo podría ocurrir con alguien que tiene varias mascotas y llamar a una con el nombre de otra, aunque se trate de razas diferentes.

A esta conclusión llegaron los investigadores Samantha A. Deffler, Cassidy Fox, Christin M. Ogle y David C. Rubin de la Duke University, de Carolina del Norte, quienes lo publicaron en el número 44 de la revista especializada ‘Memory & Cognition‘, de octubre de 2016, bajo el título: ‘All my children: The roles of semantic category and phonetic similarity in the misnaming of familiar individuals‘ [Todos mis hijos: los roles de la categoría semántica y la similitud fonética en el “misnaming” (llamar equivocadamente) a individuos de una misma familia].

El curioso e histórico motivo por el que los depósitos de cadáveres son conocidos con el término de ‘morgue’

Conocemos como ‘morgue’ al lugar en el que se depositan los cadáveres a la espera de ser identificados o realizarles la autopsia.

El término morgue (que es utilizado internacionalmente para referirse a ese lugar) proviene del francés medieval ‘morguer’ y su significado literal era ‘mirar solemnemente’.

Y es que inicialmente (alrededor del siglo IX) ese término no era usado para referirse al depósito de cadáveres sino al lugar donde se encerraba a los delincuentes que habían sido arrestados por primera vez.

Era un tiempo en el que todavía no existían los documentos de identificación ni las fichas policiales y, por tanto, los criminales eran exhibidos en una celda de la prisión a la que acudían algunos voluntariosos ciudadanos para indicar si conocían de algo al reo y de ese modo tenerlos identificados.

Los visitantes miraban solemnemente a los presos y por tal motivo se acuñó el término.

Pero con el tiempo las autoridades parisinas se dieron cuenta que esa fórmula de identificación de criminales también podía ser útil a la hora de descubrir la identidad de muchos de los fallecidos que aparecían en las calles de la ciudad (sobre todo en el fondo del rio Sena).

Así que en los sótanos del Grand Châtelet de París (fortificación que a partir del siglo XIV sirvió de prisión, juzgados, comisaría de policía y depósito de cadáveres) se habilitó un habitáculo donde se exhibían los cuerpos sin vida sin identificar y por el que iban desfilando los ciudadanos que debían ayudar a reconocer los cadáveres.

Como el modo de exhibir los cuerpos sin vida se realizaba de una manera muy similar a como se había estado haciendo con los presos, aquel depósito de cadáveres pasó a ser conocido con el mismo término: ‘morgue’ y de ese modo ha llegado hasta nuestros días.

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