La imagen del esperpento: pillan a un mosso escondido detrás de un árbol con un radar

Existe una plataforma automovilística llamada SocialDrive que ha denunciado una situación que ha incendiado las redes. Tanto es así, que son muchas las personas que trasladaban una queja extensible a todo el país.

Dicha app da cuenta de los controles de velocidad de los policías de tráfico, y han hecho pública una fotografía que está dando mucho que hablar. En las instantáneas, se ve a un agente de los Mossos d'Esquadra escondido detrás de un árbol. Lo “surrealista” de la situación es que detrás de ese árbol, está un radar oculto que controla la velocidad. Este relato se desarrollaba en el punto kilométrico 98 de la C-95 en Llagostera, en Girona. Se trata de un tramo que tiene una limitación de 100 kilómetros por ahora, según han indicado numerosas fuentes.

Este 'modus operandi' de los Mossos d'Esquadra, ha sido objeto de numerosos comentarios, la mayoría de indignación. No obstante, no es la primera vez que numerosos usuarios avisan de controles de esta índole, ya que es frecuente ver coches con el radar aparcado en el arcén de la carretera.

Mientras, la Dirección General de Tráfico ha recordado que las restricciones al transporte de mercancías vuelven el domingo. Con el estado de alarma se suprimieron dichas restricciones para garantizar el suministro de bienes y servicios. Ahora, volverán a estar sometidos por motivos de seguridad vial, movilidad y fluidez del tráfico. La iniciativa también ha sido acordada con el Servicio Catalán de Cataluña.

Operación salida “post-confinamiento”

Tras el confinamiento al que ha estado sometida Barcelona y toda España, vuelven los controles. Desde la tarde del próximo viernes, se han previsto 476 controles en la zona en la que se denunciaban estos hechos. Además, por la noche tan especial que se produce la noche del 23 de junio, se harán 950 controles más de diversas índoles: motos, distracciones, dispositivos de seguridad pasiva, velocidad, transporte de pirotecnia y alcoholemia.

En otro orden de cosas, la situación que se prevé que venga tras el COVID-19 no resultará nada sencilla. El desplome turístico y el corte de calles de Barcelona arrastra a miles de comercios ya al riesgo del cierre. La caída de la facturación en el sector puede hacer que numerosos establecimientos dejen caer la “persiana” ante una situación límite que nadie esperaba.

Unas repercusiones que pueden ser críticas. Además, la caída de la llegada de turistas a la ciudad condal y las restricciones de tráfico que ha establecido Ada Colau, perjudican a un sector que ya se pone en lo peor. Hay una certeza clara: el actual modelo que sobrevivió gracias al turismo internacional a la crisis del 2008, tendrá que cambiar para garantizar la supervivencia frente a tal adversidad.

Los cortes en numerosas carreteras de la autonomía incluso en calles que son claves para Barcelona... hacen que los comerciantes “tiemblen” al ver que esas zonas se convierten prácticamente inaccesibles. Por ello, y como alternativa se está intentando que la ciudadanía trate de volver a coger el transporte público y acceder a lugares tan emblemáticos como el Eixample o Via Layetana que ahora se han convertido en letales para los compradores que van a Barcelona en su coche particular.