Momentos con Luis Rodríguez

Mireia: “Carta abierta a mi padre”

“Me siento como si estuviera pidiendo ayuda a pleno pulmón y nadie pudiera oírme”

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Mireia: “Carta abierta a mi padre”

Redacción digital

Madrid - Publicado el

6 min lectura

¿Qué edad tienes, Mireia?

Tengo 18 años, casi 19.

Tienes unos padres estupendos.

Eso parece.

Tus padres te quieren.

Eso sí, no lo puedo negar.

Tu padre habló ayer en el programa, porque él escucha normalmente de Momentos. ¿Qué tal ahora, cómo va todo?

Muy mal.

¿Con quién especialmente?

Con mi madre.

¿Chocáis mucho?

Muchísimo. Ella tiene fibromialgia, tiene un carácter superdifícil y no se da cuenta de que con su depresión hunde a todo el mundo. Se pone en un plan muy a la defensiva y anteayer discutimos muy fuerte, y ya no me hablo con ella.

¿Nada?

Nada. Intenta no estar en casa cuando yo llego a comer. Luego cuando llego por la tarde tampoco está. Luego llega, se hace la cena y se va a dormir.

¿No hay comunicación?

No, mi padre trabaja quince horas por la noche. Es el único que realmente demuestra que no sólo saca esta familia adelante económicamente, sino que también está ahí aunque no esté presente. Lo único que intenta poner medios. Está quince horas fuera de casa y aun así está aquí cerca.

Intentando levantar la familia...

Sí.

Pero tú sabes que tus padres te quieren, ¿verdad?

Supongo, pero estoy en una edad difícil.

Vamos a ir por partes. ¿Tu padre te quiere?

Mi padre sí.

¿Y tu madre?

Mi madre a su manera. Se está distanciando mucho de sus hijos, no sólo de mí.

¿Por qué?

Porque se encierra en su enfermedad, se hace víctima de ella misma, se hunde e intenta hundir a los demás. Inconscientemente, claro está, pero ella tiene que reconocer que tiene un problema.

Mireia, vamos a leer la carta que le escribiste a tu padre.

Esta es la carta que he escrito a mi padre:

Si pudiera explicar o dejar sentir a alguien lo que siento, se darían cuenta de que estoy vacía por dentro. Me siento como si estuviera pidiendo ayuda a pleno pulmón y nadie pudiera oírme. Estas son palabras que escribo al ritmo de mi corazón, intentando que la agonía salga por alguna parte. Vacía por dentro, sin ganas de discutir ni una sola vez más, porque hasta ahora no me ha servido para nada. Ya me doy por vencida. La situación ha llegado a un punto en el que no tiene frenos.

Ahora acabo de hablar contigo y empiezo tu carta desde aquí. Hoy quiero demostrar que no cuento con vuestro apoyo, porque intento ver la parte positiva de las cosas y siempre me mostráis la negativa. Cuando creo que puedo ver la luz, me hundís la cabeza. Estoy poniendo todo mi empeño en ser la mejor de la oficina, aprendiendo todo lo que puedo, queriéndome superar a mí misma porque he aprendido de lejos. Y con lo que me está costando vienes tú y me dices que no voy a durar. Ahora te pregunto: ¿Quién eres tú para romperme un sueño, una ilusión, unas ganas de esforzarme? ¿Por qué me haces esto, si yo siempre te he apoyado en tus decisiones?

Tú me dijiste que te avergonzabas de mí. Ahora yo te contesto: ¿Sabes cuántas veces me has hecho avergonzarme de ti? Sin embargo nunca he renunciado a ti, ni te he dicho ni he pensado siquiera que para mí estás muerto, como tú has hecho. Eso lo tendré siempre clavado y muy presente cada día de mi vida. Muy triste, ¿verdad? De mamá ya prefiero ni hablar, porque hace tiempo que ya me di por vencida. La verdadera familia es la que aún tengo que formar.

En este mundo se está solo y las cosas no son nada fáciles. Estoy intentando cambiar, pero no lo hago por vosotros, lo hago por mí. La situación se nos ha ido de las manos y se han dicho cosas que en ese momento se sentían, y quedarán ahí para siempre. Nunca imaginé que llegáramos a este puerto. Sólo quiero decirte que estoy destrozada y me siento muy perdida. No sé cómo ser feliz completamente, dudo que eso exista. Aunque yo me he llegado a sentir muchas veces como si tocara el cielo con las manos gracias a ti. Gracias por dármelo todo y gracias por quitármelo todo también, porque creo que me has hecho bajar de mi nube y darme un duro golpe frente a la vida.

Cada vez que veo tu número en la pantalla de mi móvil tiemblo, porque sé que no me llamas para algo agradable, que cuando descuelgue se borrará la sonrisa de mi cara, que tú me hablas sólo para discutir. Estaba acostumbrada a que ese papel fuera el de mamá, y ahora os tengo a los dos en mi contra. El único momento de paz que encuentro es con la gente a la que tú culpas de mis problemas. Es el momento del día en el que salgo de este campo de batalla y mi mente queda en blanco, y entonces puedo llegar a imaginar mi vida de mil formas en las que siempre soy feliz.

En fin, confío en que esto pueda servirte de algo, aunque sinceramente lo dudo. Cuídate, papá.

Te quiere...

La hija que se te murió”

Mireia, tengo a tu padre al teléfono.

Interviene José Antonio, el padre de Mireia:

Estoy un poco apagado. Si ya fue duro leerlo, más duro es escucharlo. Llega un extremo en que uno ya no sabe si ir a la derecha o a la izquierda, y lo más grave es estar en medio, como ella misma dice. Tener que partir hacia un lado o hacia otro. ¿Qué dedo te cortas que no te duela? Sí, es una situación difícil. Yo también se lo he dicho. No creo que el marcharse solucione nada, más bien al contrario.”

MOMENTOS CON LUIS RODRÍGUEZ

Radio de madrugada con Luis Rodríguez.

La radio a oscuras...

Todos los días de 1,30 a 6 de la madrugada a través de Cope Cataluña y Andorra. “Momentos con Luis Rodríguez”, desde Cope Barcelona para todo el mundo.

La radio no decae, ni siquiera por la noche. Las horas profundas de la madrugada son un “non stop” a disposición de curiosos, insomnes, amas de casa, universitarios, profesionales, gentes de edad avanzada, jóvenes y adultos que coinciden en el cruce de caminos de uno de los males de nuestro siglo: la incomunicación en las grandes ciudades.

De día se va deprisa, a un ritmo frenético, no hay tiempo para nada y la radio se oye mientras se desempeña otra actividad. La madrugada, en cambio, es el tiempo de la calma, de la reflexión, el insomnio, la soledad, el darle vueltas a los problemas...

La radio se convierte entonces en compañera, en íntima amiga y, a veces, en tabla de salvación. A través del teléfono, Luis Rodríguez está a disposición de todos los que deseen ser escuchados. Eso explica la buena audiencia de “Momentos”, un programa donde los oyentes pueden ser escuchados y también comprendidos; explicar sus problemas e inquietudes.

A través del teléfono gratuito 900 40 20 32 son muchas las llamadas, las historias, las vivencias que se comparten en antena, creando el ambiente preciso para que el oyente se sincere y profundice sobre cualquier tema que haya elegido libremente. En “Momentos con Luis Rodríguez” la audiencia es la auténtica protagonista.

Momentos con Luis Rodríguez” ha sido premiado en numerosas ocasiones por su labor social y cuenta con más de 1.800.000 seguidores en Facebook, así como más de 22.700.000 descargas de podcasts de las llamadas en la plataforma iVoox.com.

Todos los días de 1,30 a 6 de la madrugada a través de Cope Cataluña y Andorra. “Momentos con Luis Rodríguez”, desde Barcelona para todo el mundo.

Puedes comunicarte con Luis Rodríguez a través del teléfono gratuito 900 40 20 32 o bien contar tu historia escribiendo a luisrodriguez@momentos.fm.

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