La crónica y las insólitas imágenes de una Barcelona en apagón: "Ha sido retroceder cien años"
Evacuaciones en trenes y metro, colapso circulatorio, apagones de semáforos y vulnerabilidad manifiesta

La aglomeración en las paradas de bus han sido gigantescas
Barcelona - Publicado el - Actualizado
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España, junto con amplias zonas de Portugal y partes de Francia, ha sufrido un apagón eléctrico masivo que ha paralizado la actividad en gran parte de la península. A continuación, te explico, de manera cronológica y crítica, lo ocurrido durante la jornada.

Evacuación de los pasajeros de un tren de cercanías de RENFE
12:30 horas (10:30 GMT): El inicio del apagón
Aproximadamente a las 12:30, el suministro eléctrico en la península ibérica se interrumpió de manera súbita, dejando sin energía a casi toda España peninsular, con excepción de las islas.
Red Eléctrica de España (REE) informó que el sistema experimentó un "cero energético", es decir, una desconexión total de la red.
El consumo pasó de 25.184 megavatios a solo 12.425 en pocos minutos. Los efectos también se extendieron a Portugal, zonas de Francia e incluso partes de Italia, lo que apuntó a un fallo relacionado con la interconexión europea.
Según las primeras informaciones, una "oscilación muy fuerte en la potencia" desconectó el sistema español del resto de Europa, provocando el colapso generalizado.

Una Barcelona con caos de tráfico en sus calles por el apagado de la mayoría de semáforos
12:46-13:00 horas: El caos se extiende
La interrupción eléctrica se sintió de inmediato. Millones de personas quedaron sin luz en sus hogares y negocios, mientras que servicios públicos esenciales se vieron gravemente afectados.
En ciudades como Madrid y Barcelona, los semáforos dejaron de funcionar, generando atascos, y los trenes de cercanías y metro fueron desalojados.

Evacuación del metro de Barcelona
Adif anunció la suspensión de todo el tráfico ferroviario por pérdida de tensión, y Renfe confirmó la paralización de sus operaciones.
En los aeropuertos de Madrid-Barajas y Barcelona-El Prat, se activaron generadores de emergencia, aunque persistieron retrasos en los vuelos.
Las telecomunicaciones también sufrieron caídas: las redes de internet y datos móviles fallaron parcialmente, aunque Vodafone aseguró que mantenía un 70% de su cobertura gracias a sistemas de respaldo.

Pasajeros de un tren de rodalias caminando por la vía
13:10-14:00 horas: Reacción de las autoridades
Con el caos asentándose, las autoridades comenzaron a tomar medidas. La Dirección General de Tráfico (DGT) pidió evitar desplazamientos no esenciales ante los riesgos en carretera.
El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, advirtió sobre el colapso de la M-30 e instó a los ciudadanos a no moverse.
En los hospitales, las cirugías no urgentes fueron suspendidas mientras operaban con generadores de gasóleo. Desde el Ministerio de Sanidad se inició un balance de daños junto a las comunidades autónomas.
Por su parte, el presidente Pedro Sánchez, acompañado de la vicepresidenta Sara Aagesen, se trasladó a la sede de REE para dirigir las labores de emergencia.

La Guardia Urbana de Barcelona controlando el tráfico en la Gran Vía de Barcelona
14:00-15:00 horas: Investigación y planes de recuperación
Red Eléctrica puso en marcha protocolos de emergencia para reponer el servicio. A las 14:04, comenzaron las comparaciones con apagones históricos en Europa, como el de Italia en 2003 o el evento de 2006.
El Centro Nacional de Inteligencia (CNI) abrió una investigación para esclarecer si un ciberataque pudo haber estado detrás del fallo, aunque no se descartaban causas técnicas o humanas.
La Comisión Europea, junto con la Red Europea de Gestores de Redes (ENTSO-E), activó protocolos de supervisión y colaboración internacional.

El metro de Barcelona ha suspendido el servicio
15:00-16:00 horas: Primeras señales de recuperación
A las 15:47, REE anunció que había logrado restablecer parcialmente la tensión en subestaciones del norte, sur y oeste de la península.
No obstante, advirtió que el restablecimiento total podría tardar entre seis y diez horas. La noticia generó preocupación, ya que anticipaba una noche complicada para millones de personas.
El apagón también afectó eventos deportivos, como el Mutua Madrid Open, y generó interrupciones en el sistema bancario, con fallos masivos en los datáfonos. En redes sociales, la frustración ciudadana se hizo visible, mezclando críticas a la gestión energética con teorías sobre la vulnerabilidad de las renovables.

Personal de RENFE evacúan a los pasajeros de un tren de rodalies
16:00 horas en adelante: La incertidumbre persiste
Pasadas las 16:05, REE aseguró que todos los recursos estaban siendo movilizados para recuperar el servicio.
Los servicios de emergencia, como el 112, lograron mantenerse operativos gracias a generadores propios, aunque se pidió a la población restringir su uso a situaciones estrictamente urgentes.
Las residencias de mayores, según el Círculo Empresarial de Atención a las Personas, informaron no haber sufrido incidencias graves.
Sin embargo, el origen del apagón seguía sin esclarecerse: las hipótesis principales apuntaban tanto a un fallo técnico como a un posible ciberataque.
Reflexión crítica
El apagón evidencia la extrema fragilidad de las infraestructuras eléctricas modernas, especialmente en un contexto de transición energética.
Aunque las energías renovables son fundamentales para la sostenibilidad, la falta de una resiliencia completa ante grandes fallos sigue siendo un riesgo latente.
La posibilidad de un ciberataque, aunque aun sin confirmar, subraya la necesidad urgente de reforzar la ciberseguridad de las redes eléctricas.
Además, la dependencia total de la electricidad en aspectos esenciales de la vida cotidiana, como la movilidad o las comunicaciones, quedó brutalmente expuesta.
Las reacciones en redes sociales, entre la ironía y la indignación, reflejan una creciente desconfianza hacia la capacidad de respuesta institucional que las autoridades deberán afrontar con mayor transparencia y planificación.
En definitiva, el apagón ha dejado una profunda huella en España y puso sobre la mesa la necesidad de revisar la solidez de los sistemas eléctricos en un mundo cada vez más interconectado y vulnerable.