CALOR EN LAS ESCUELAS
Cuando aulas catalanas se convierten en saunas: “Es imposible estar”
El año pasado, el Departamento de Educación envió ventiladores a las escuelas y también anunció la climatización de una sala común de cien centros
Barcelona - Publicado el - Actualizado
2 min lectura
Con la subida de las temperaturas, los niños lo pasan mal en las escuelas. La mayoría de los colegios catalanes no están preparados para las altas temperaturas debido a la falta de climatización.
El 85% de los alumnos ponen soluciones al calor
Según un estudio de la plataforma Escuelas Renovadas, realizado en toda España, la media de antigüedad de los colegios públicos infantil, primaria y secundaria donde se da clase es de 25 años.
Con este dato, no es de extrañar que un 85% de los estudiantes, en época de calor, hayan utilizado ventiladores durante las clases o hayan necesitado refrescarse durante ese rato en el aula.
Las aulas deben estar a una temperatura entre 17 y 27 grados
La comunidad educativa se queja de que hace falta un plan nacional para adaptar los centros a la nueva realidad climática.
En estos momentos, las escuelas están incumpliendo el real decreto que fija que la temperatura en el espacio de trabajo debe estar entre los 17 y 27 grados. En Barcelona, el consorcio de educación se comprometió a climatizar unas 175 escuelas hasta el 2029. Por el momento, se han climatizado 24 centros.
“Por encima de los 30 grados es imposible estar en clase sin un sistema que rebaje la temperatura”, explica Belén Tascón, presidenta de la Federación de Asociaciones de Familias del Alumnado de Cataluña.
No hay soluciones para este 2024
El Departamento de Educación, el pasado año, envió ventiladores a las escuelas y también anunció la climatización de una sala común de cien centros, que es del todo insuficiente. Esto significa, por ejemplo, climatizar el salón de actos, pero ningún aula.
Este año no se ha puesto ninguna medida sobre la mesa, pero sí se ha enviado un documento con recomendaciones, medidas de sentido común. Por ejemplo, que se utilicen las zonas de sombra disponible; o que durante las horas de sol, siempre que sea posible, se bajen las persianas de las ventanas en las que el sueño incide directamente.