¿Desde cuándo se utiliza la escala Richter para medir terremotos?

El autor de la saga de libros sobre curiosidades "Ya está el listo que todo lo sabe", Alfred López, divulgador científico, nos hace algo más sabios al dar respuesta a las preguntas sobre enigmas u orígenes etimológicos de las palabras que utilizamos.

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¿Desde cuándo se mide la magnitud de un terremoto con la ‘Escala de Richter’?

La medición de la magnitud de los terremotos mediante la "Escala de Richter" comenzó en 1935, gracias al sismólogo estadounidense Charles Francis Richter. Esta escala supuso una mejora respecto a los métodos anteriores.

Sin embargo, desde entonces se han desarrollado otros métodos y escalas más precisas. En 1979, se estableció la nomenclatura "Magnitud de Momento" (Mw), recomendada por los centros sismológicos para terremotos con magnitudes superiores a 7,0.

En este sistema, la magnitud se indica como "Mw X", donde "X" representa la intensidad del terremoto (por ejemplo: "Se ha producido un temblor de magnitud de momento 7,1"). Aunque la "Escala de Richter" sigue siendo conocida, se aconseja utilizar la "Magnitud de Momento" para una mayor precisión, especialmente en terremotos significativos.

El curioso origen etimológico del término ‘embelesado’

El término "embelesado" describe a alguien cautivado o fascinado por algo, como por ejemplo quien mira fascinado un cuadro o una obra de arte.

Su origen etimológico es curioso: proviene del prefijo latino "en-" y el vocablo "belesa", una planta con propiedades narcóticas usada en la antigüedad para ungüentos e infusiones medicinales.

Quienes eran tratados con esta planta quedaban en un estado de semiinconsciencia, pareciendo hechizados. Por ello, aquellos que mostraban una aparente absorción o asombro fueron etiquetados como "embelesados", como si estuvieran bajo los efectos de la planta.

¿Sabes qué es una ‘baratería’?

Una ‘baratería’ es el engaño y fraude que se hace a través de la compra-venta de alguna mercancía.

Quien lo cometía era conocido como baratero, vocablo que proviene de barato (de bajo coste), ya que para llevar a cabo la trampa solía ofrecer el producto fraudulento a un precio muy por debajo del estipulado.

En derecho se conocía como baratería el delito cometido por un juez cuando este admitía dinero o regalos por dar una sentencia.