El problema que denuncia una enfermera de urgencias de Madrid por el gran apagón eléctrico: "No sirven"
Los hospitales son uno de los grandes focos de problemas ante la situación que se vive en la Península Ibérica, como le cuentan a Juanma Castaño

Carmen, enfermera de urgencias en el Hospital General Universitario Gregorio Marañón, le cuenta a Carlos Ganga y Juanma Castaño cómo se vive el gran apagón eléctrico
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Los hospitales se han convertido en uno de los focos de preocupación ante el gran apagón eléctrico que afecta a buena parte de la Península Ibérica. Aunque las autoridades aseguran que los centros sanitarios siguen funcionando gracias a sistemas de emergencia, sobre el terreno los profesionales relatan situaciones de tensión y de creciente inquietud. En El Partidazo de COPE, Juanma Castaño y Carlos Ganga conectaron en directo con el Hospital General Universitario Gregorio Marañón, donde Carmen, enfermera de urgencias, relató una situación que va más allá de las paredes del hospital: los dispositivos de oxígeno en los domicilios no están funcionando y los pacientes están llegando en masa.
“Nosotros, como hospital, no. Aquí hay generadores y funcionan con gas o gasolina, no sé. Y la verdad es que las compañeras que han estado dicen que había un pequeño apagón y que luego ha vuelto toda la normalidad”, contaba Carmen. A pesar de la aparente estabilidad dentro del hospital, ella misma advertía de un problema grave que comienza a desbordar los servicios de urgencias: los enfermos que dependen de oxígeno en casa se están viendo gravemente afectados. “Lo que sí estamos teniendo son más pacientes que vienen de domicilios de residencia, porque las máquinas de oxígeno que utilizan para respirar no les están sirviendo. Se están ahogando en casa, claro”, denunciaba la sanitaria.
Las urgencias se llenan
A pesar de que el Ministerio de Sanidad informa de un funcionamiento normalizado en los hospitales, el efecto dominó que provoca el apagón eléctrico en el sistema sanitario es evidente. Mientras en el Gregorio Marañón los servicios de imagen, como radiografías y TAC, se resienten ligeramente, en otros ámbitos, como los respiratorios, la presión sobre las urgencias crece por momentos.

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Carmen, que no tenía turno previsto, tuvo que incorporarse debido a la falta de personal. “Hay muchísimas compañeras de las que no sabemos nada, no sabemos si están bien, si están mal, no sabemos nada”, explicaba. La desinformación y la incomunicación se suman al desconcierto generalizado. Ella misma confesaba que no había podido contactar con su familia en Jaén: “No he podido hablar con mi familia, no sé nada de ellos”.
La incertidumbre es máxima también respecto al abastecimiento de combustible para los generadores de emergencia. “Nosotros hemos venido a trabajar y estamos trabajando, pero no sabemos qué va a pasar”, reconocía la enfermera. Esta falta de información clara añade una capa extra de ansiedad a una situación ya de por sí crítica.
Las urgencias del hospital
El relato de Carmen pone rostro a un problema que amenaza con empeorar si el suministro eléctrico no se restablece de forma estable en los próximos días. Las máquinas de asistencia respiratoria en domicilios no están diseñadas para soportar largas horas sin energía, y aunque los hospitales resisten con medios de emergencia, la saturación por nuevos ingresos puede terminar colapsando el sistema.

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En situaciones como esta, las palabras de Carmen resuenan como un aviso claro: las infraestructuras críticas pueden resistir un tiempo, pero fuera de los hospitales, sin electricidad, los dispositivos vitales “no sirven”.