Los embalses de las cuencas internas catalanas alcanzan el 46%, el nivel más alto en casi tres años

Los embalses de las cuencas internas catalanas alcanzaron el 46,2% de su capacidad, según datos de la Agencia Catalana del Agua actualizados el lunes a las 10 de la mañana. 

Se trata de un aumento de quince puntos respecto a hace diez días, cuando se inició el último episodio de lluvias. Las reservas han alcanzado así el nivel más alto en casi tres años, desde el 20 de julio del 2022. 

una subida de treinta puntos en sau

De hecho, ese mes empezó con las reservas a más de la mitad de la capacidad máxima, una cota a la que no se ha llegado desde entonces. Los nueve principales embalses de la red han ido al alza, y en especial lo han hecho Sau, Darnius y la Baells, con crecimientos de más de veinte puntos desde principios de marzo.

El pantano de Sau estaba en el 7,6% el 7 de marzo, saltando casi treinta puntos hasta el 36,7%, un nivel que no se veía desde julio pasado. Las cifras son más estables en Susqueda, el embalse que, como Sau, pertenece también al río Ter. En el mismo periodo, subió de forma más moderada del 38,2% al 41,6%.

Otro de los embalses que más han ampliado las reservas es el de la Baells, que crece del 54% al 76,6% también en los últimos diez días –la infraestructura situada en Cercs, en el Berguedà, no estaba tan llena desde agosto del 2021.

subirán más con el deshielo

Aún entre los pantanos vinculados al Ter-Llobregat, el de Sant Ponç ha crecido siete puntos hasta el 63,3%, mientras que la Llosa del Cavall ha aumentado, de forma similar, ocho puntos hasta el 42,8%. En conjunto, el sistema Ter-Llobregat, que nutre a unos seis millones de personas, incluida el área metropolitana de Barcelona, alcanza casi la mitad de su capacidad (47,5%) y cerca de los 300 hm3.

En comarcas gerundenses, Darnius también ha aumentado de manera significativa: unos veinte puntos hasta el 36,3% de su capacidad, el máximo desde agosto de 2022. En cuanto al de Foix, Castellet y Gornal, lleva ya prácticamente lleno desde otoño, desde la dana que afectó especialmente a la Comunidad Valenciana.

Los dos pantanos del Camp de Tarragona siguen siendo los que presentan unos niveles de agua más escasos, pero los últimos chubascos también los han empujado. Siurana creció cinco puntos, del 9% al 14,5%, mientras que Riudecanyes pasó del 24,1% al 34,3% de las reservas.

el cambio climático en la costa mediterránea

La costa mediterránea española se enfrenta una creciente amenaza debido al cambio climático. El aumento de las temperaturas, la disminución de las precipitaciones y el incremento del nivel del mar están alterando de manera significativa el equilibrio ecológico y económico de la región y sus peores efectos en forma de episodios violentos de lluvias o sequía extrema ya se hacen notar

Subida del nivel del mar y erosión costera

El aumento del nivel del mar, impulsado por el deshielo polar y la expansión térmica del agua, pone en riesgo playas emblemáticas y áreas urbanas costeras. Esto no solo afecta al turismo, sino también a la infraestructura local y la seguridad de las comunidades.

Escasez de agua dulce

Las precipitaciones cada vez más irregulares y las sequías prolongadas generan una disminución en la disponibilidad de agua dulce. Esto afecta tanto al consumo humano como a la agricultura, una actividad

Impacto en la biodiversidad

El incremento de la temperatura del agua está alterando los ecosistemas marinos, favoreciendo la proliferación de especies invasoras y reduciendo la población de especies autóctonas. Este desequilibrio amenaza la pesca local y la biodiversidad costera.

Medidas necesarias

La adaptación y la mitigación son esenciales para enfrentar estos desafíos. La palabra gestión y resiliencia se hacen hoy más necesarias que nunca. La gestión sostenible del agua, la protección y regeneración de ecosistemas y la planificación urbana resiliente se presentan como estrategias clave para proteger la costa mediterránea española.

La costa mediterránea es mucho más que un destino turístico; es un espacio lleno de vida y riqueza cultural que merece ser protegido frente a los efectos del cambio climático.