¿Eres meteorosensible?: Casi el 50% de la población lo es

Cada vez se hacen más presentes los testimonios de personas que padecen metereosensibilidad. No se trata de una enfermedad, pero el tiempo influye en el estado de ánimo, haciéndolas más propensas al positivismo o, por lo contrario, generando negatividad e incluso agresividad.

Uno de los principales factores meteorológicos que tienen una incidencia en el estado de ánimo es la luz solar, que contiene la necesaria Vitamina D. En invierno, tendemos a salir menos al aire libre y reducimos nuestra vida social. En esta estación del año, los países del norte de Europa perciben oscuridad durante la mayor parte del día, lo que provoca una tasa alta de depresión y suicidios.

La humedad y la lluvia son agentes incómodos para las personas metereosensibles y se relacionan con casos de ansiedad y dolores reumáticos, entre ellos artrosis y artritis reumatoide. Los cambios bruscos de presión y temperatura tienen como síntomas las migrañas.

El dolor de cabeza y el articular son habituales en las personas metereosensibles. Se producen de manera intermitente, pero se pueden mitigar mediante la prevención.

Algunas de las medidas recomendadas para adelantarse a los cambios del clima son seguir una dieta equilibrada, cuidar las posturas corporales y realizar estiramientos en las zonas afectadas.

Expertos revelan posibles causas de la meteorosensibilidad

Aunque el misterio aún no está completamente resuelto, investigadores han identificado varios factores que podrían explicar la relación entre el clima y la salud de ciertas personas.

Según estudios recientes, cambios en la presión atmosférica podrían ser uno de los principales desencadenantes de la meteorosensibilidad. Estas variaciones afectan al equilibrio de líquidos en el oído interno, potencialmente desencadenando dolores de cabeza y molestias en el oído.

Además, el clima también puede impactar el sistema nervioso, influenciando la liberación de neurotransmisores en el cerebro y afectando el estado de ánimo y la percepción del dolor.

Para aquellos con condiciones inflamatorias como la artritis, los cambios climáticos podrían desencadenar una respuesta inflamatoria del cuerpo, exacerbando los síntomas y el malestar.

Las variaciones en la temperatura y humedad también pueden afectar la calidad del aire y la concentración de alérgenos, especialmente perjudicando a personas con problemas respiratorios.

Por último, la genética y la salud general de cada individuo también juegan un papel crucial en la meteorosensibilidad, determinando su susceptibilidad a estos cambios climáticos.