¿De dónde proviene llamar ‘adulterio’ a un acto de infidelidad conyugal?

El autor de la saga de libros sobre curiosidades "Ya está el listo que todo lo sabe", etimológicos de las palabras, Alfred López, nos hace algo más sabios al dar respuesta a las preguntas sobre enigmas u orígenes que utilizamos.

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El curioso origen del término ‘afiliación’

Conocemos como ‘afiliación’ al acto de inscribirse o unirse a determinado grupo u organización (afiliarse a un sindicato, estar afiliado a la Seguridad Social…). 

A su vez, también se denomina ‘filiación’ al hecho de estar inscrito en algún tipo de documento, normalmente oficial (como el Libro de Familia, el DNI…). 

Ambos términos provienen etimológicamente de una misma raíz y proceden del vocablo latino ‘filius’, cuyo significado era ‘hijo’. Y es que durante la mayor parte de la historia, estos términos hacían referencia a la procedencia que tenía cualquier persona respecto a sus progenitores.

¿De dónde proviene llamar ‘adulterio’ a un acto de infidelidad conyugal?

El término "adulterio" se refiere a mantener una relación amorosa o sexual fuera de la pareja formal, usualmente dentro del matrimonio. 

Proviene del latín adulterium, que comparte raíz con adulterāre (adulterar), relacionado con la idea de alterar o falsear algo, como adulterar productos al añadirles elementos ajenos.

Esta noción de incorporar algo indebido inspiró el uso de "adulterio" para describir la introducción de una tercera persona en una relación, calificando como "adúlteros" a quienes lo practican. 

Aunque existe una falsa etimología que conecta adúltero con ad- (hacia) y alter (otro), este origen corresponde realmente a adulterāre. Además, "adulterio", "adúltero" y "adulterar" no comparten raíz con "adulto", que tiene un origen distinto y alude a la madurez biológica.

La historia está llena de romances prohibidos y pasiones clandestinas que han dejado huella. Algunos de estos amores prohibidos cambiaron el curso de imperios, inspiraron leyendas y sacudieron a sociedades enteras.

algunos de los adulterios más famosos de la historia

Cleopatra y Julio César / Marco Antonio

La reina de Egipto no solo fue una estratega política formidable, sino también una amante astuta. Mientras estaba casada con su hermano Ptolomeo XIII, mantuvo un romance con Julio César, quien ya tenía esposa en Roma. Tras la muerte de César, se unió a Marco Antonio, quien también era casado. Esta relación provocó un conflicto con Roma, culminando en la batalla de Actium y el trágico final de ambos amantes.

Leonor de Aquitania y Enrique II de Inglaterra

Leonor fue una de las mujeres más poderosas de la Edad Media. Aunque estuvo casada con Enrique II, su matrimonio estuvo marcado por la infidelidad de ambos. Enrique tuvo varios hijos ilegítimos, mientras que Leonor fue acusada de tener un romance con el propio hijo de Enrique, Ricardo Corazón de León, aunque esto nunca se comprobó del todo.

Ana Bolena y Enrique VIII

El rey Enrique VIII estaba casado con Catalina de Aragón cuando se obsesionó con Ana Bolena. Este amor llevó prohibido a la ruptura con la Iglesia Católica y al nacimiento de la Iglesia Anglicana. Sin embargo, Enrique terminó acusando a Ana de adulterio, traición e incesto, y fue ejecutada en 1536.

Edith Wharton y Morton Fullerton

La escritora estadounidense Edith Wharton, autora de La Edad de la Inocencia , vivió un romance apasionado con el periodista Morton Fullerton mientras estaba casada. Este romance prohibido inspiró parte de su obra y reveló una faceta poco conocida de la autora.

John F. Kennedy y Marilyn Monroe

La relación entre el presidente de Estados Unidos y la icónica actriz de Hollywood sigue envuelta en misterio y especulación. Aunque nunca se confirma oficialmente, el famoso "Feliz cumpleaños, señor presidente" de Marilyn sigue siendo uno de los momentos más recordados y comentados.

¿De dónde proviene el término ‘seudónimo’?

El término ‘seudónimo’ se refiere al nombre inventado que alguien usa para ocultar su verdadera identidad. 

Su origen etimológico está en el griego ‘pseudṓnymos’, formado por ‘pseudo’ (falso) y ‘onoma’ (nombre), significando literalmente ‘nombre falso’. 

A lo largo de la historia, escritores y artistas han empleado seudónimos para mantener su anonimato, especialmente en obras consideradas menores o en trabajos por encargo, evitando que afectaran a su reputación. 

Esta práctica era común en la civilización grecolatina, el Renacimiento y muchas otras culturas. Es importante no confundir el seudónimo con apodos o nombres artísticos, que tienen usos distintos. 

En la actualidad, los alias o nicks utilizados en redes sociales también pueden considerarse seudónimos, ya que permiten a los usuarios preservar su anonimato mientras interactúan en el entorno digital.