Madrid - Publicado el - Actualizado
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El agente, fuera de servicio, pilló a cuatro jóvenes robando en un vagón. Le arrebataron su defensa y le apalearon salvajemente por todo el cuerpo, hasta romperla. Están en libertad.
El agente D. M., de 36 años, lleva casi quince en el Cuerpo Nacional de Policía. Lleva ya diez días de baja desde la brutal paliza que sufrió el 17 de abril en el Metro de Madrid cuando regresaba a su casa, fuera de servicio.
Una agresión a manos de cuatro jóvenes, tres varones y una mujer, todos con antecedentes policiales. Fueron detenidos, pero la juez, al no solicitar prisión preventiva la Fiscalía, tuvo que dejarlos en libertad. Pese a la gravedad de los hechos, más cuando la víctima es un funcionario del CNP, y de que todos cuentan con antecedentes policiales.
“Regresaba a mi casa y bajé al Metro de Sol. Cuando me metí en el vagón, vi a un grupo de cuatro jóvenes y no me gustaron, porque iban recorriendo todo el convoy, fijándose en la gente que iba dormida o bebida”, explica el agente. “En cuatro o cinco segundos se pusieron en torno a una joven que estaba dormida, tapándola. Vi entonces cómo uno de ellos se metía un teléfono móvil, con una funda rosa y un cable rizado, por debajo de su pantalón, por la parte de detrás”, narra.
“Cuando llegamos de nuevo a Sol, me identifiqué como policía y les hice bajar al andén. Les dije que se identificaran, y se negaron –añade–. Entonces, le pedí al que había robado el móvil que me lo diera”. Pero sacó el suyo propio: “Este teléfono es mío”, respondió.
Pese a que les mostró su placa, los jóvenes comenzaron a insultarle: “Déjanos en paz, madero de mierda. ¡Tú no estás trabajando, déjanos en paz! Vas a acabar mal”.