Pepe, Amelia y Ángela, los hermanos asesinados en Madrid tras endeudarse con una estafa amorosa

Los cuerpos de los tres fallecidos, de entre 70 y 80 años, han sido encontrados quemados, apilados y con restos de sangre

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Juan Baño adelanta en Mediodía COPE los últimos datos sobre la investigación de la Guardia Civil

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

4 min lectura

Hacía cerca de un mes que nadie, en la localidad madrileña de Morata de Tajuña, veía a los hermanos Pepe, Amelia y Ángela. Cuando sus cadáveres eran encontrados, este jueves de enero, con signos de violencia, los rumores han comenzado a correr como la pólvora: víctimas de una estafa amorosa, una deuda y un ajuste de cuentas.

Los cuerpos de los tres fallecidos, de entre 70 y 80 años, eran encontrados por la Policía Judicial de la Guardia Civil quemados, apilados y con restos de sangre.

Los agentes de Homicidios del instituto armado, que han asumido la investigación, manejan, entre otras hipótesis, la de un posible ajuste de cuentas por las deudas que habían contraído estos familiares con algunos conocidos.

Voz de alarma de los vecinos

Fuentes próximas a la investigación consultada por COPE descartan el suicidio ampliado, uno mataría a los otros dos y luego se quitaría la vida, no sería el caso.

La actitud de los vecinos ha sido decisiva para dar con los cuerpos, como cuenta a COPE, el alcalde de Morata de Tajuña. Hace un mes los vecinos se extrañaron de no verles y hace una semana pidieron hacer algo.

"Llevan durante un mes, más o menos, sin estar aparecidos y ha habido una preocupación, que agradezco muchísimo a los vecinos, pues al ver que estaba todo cerrado, pues lo que se ha hecho es avisar al juzgado para que le viniera Policía Judicial, pensando que estarían de viaje o estarían de vacaciones y no ha sido así", explica el alcalde Fernando Villalaín.

Los mismos vecinos que ahora desvelan datos que ya analiza la Guardia Civil. Los Hermanos pedían dinero prestado para atender unas deudas que ellos relacionan con redes de estafadores.

Es pronto para concluir nada, pero un posible ajuste de cuentas por esas deudas está sobre la mesa de los investigadores.

Persianas bajadas y olor a muerto

Desde finales del año pasado nadie sabía nada de los tres hermanos, naturales de una localidad de Ciudad Real, Torre de Juan Abad, pero residentes en Morata de Tajuña desde hacía décadas: las persianas verdes de su casa estaban bajadas, ninguno contestaba al teléfono.

Muchos pensaron que se habrían marchado a alguna de sus otras viviendas, hasta que un fuerte olor empezó a salir de la vivienda, un chalé de dos plantas situado en la calle Travesía del Calvario número 3.

Los moradores de las casas colindantes, ha explicado una vecina que ha solicitado no ser identificada, estuvieron llamando durante días a la Policía Local alertándoles del hedor, pero no lo revisaron hasta esta mañana. Los cuerpos ya estaban en estado de descomposición.

Los tres hermanos, todos solteros, siempre habían vivido juntos e iban en comitiva a todas partes. Pepe tenía una discapacidad y Amelia, la más joven y "espabilada" -como muchos la definen- se encargaba de su cuidado.

"Les teníamos cariño y ahora mismo estamos, pues con la lágrima floja", ha señalado, el alcalde de la localidad, Fernando Villalaín, quien ha convocado tres días de luto oficial y un minuto de silencio para este viernes.

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COPE testigo del homenaje de los vecinos de Morata a los tres hermanos encontrados muertos

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Víctimas de una estafa amorosa

Un amigo de la familia ha contado a los medios que, tanto Amelia como Ángeles, contactaron hace años con dos militares estadounidenses a través de Facebook.

Uno de ellos, quien decía llamarse Edward y estar destinado en Afganistán, les dijo que el segundo había muerto y que, para cobrar una herencia que disfrutarían juntos, necesitaba que le enviasen dinero de manera periódica.

Las hermanas accedieron e invertían en ello buena parte de su pensión, por lo que al poco tiempo quedaron en la ruina y las llevó a pedir dinero recurrentemente a los vecinos. Cuando su amigo les dijo que estaban siendo víctimas de un engaño, ellas, convencidas de su historia de amor y fortuna, desoyeron las alertas y rompieron su relación con él.

A Enrique le pidieron cerca de 18.000 euros, a Mari, otra vecina con la que apenas tenían trato, le solicitaron 15.000. Incluso probaron suerte con Pascual, el cura del pueblo, según ha explicado él mismo a EFE. A ninguno les consta que nadie accediera a sus peticiones.

Para justificarse, las dos hermanas empleaban un argumentario muy similar al de su presunto estafador: iban a recibir una millonaria herencia de un familiar residente en Estados Unidos, pero necesitaban costearse los gastos sucesorios.

La causa ha recaído sobre el Juzgado de Instrucción de Arganda del Rey y se encuentra bajo secreto de sumario.


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