La elegancia de la sanlorentina Teresa Berganza se recoge en una exposición de sus vestidos en el Teatro Real

A la cantante de ópera Teresa Berganza le gustaba "ir a trabajar con alta costura"; así, Pierre Cardin, Elio Berhanyer, Pedro Rodríguez, Loris Azzaro o Christian Lacroix fueron algunos de los diseñadores que crearon sus trajes de concierto. Ahora algunos de ellos, nueve, se pueden ver en el Teatro Real.

"Teresa Berganza se preocupaba mucho por su vestuario, no le gustaba lucir ropa de escena, prefería salir al escenario con vestidos de moda de colecciones, es decir lucía alta costura para ir a trabajar", ha contado Román Padín Otero, comisario y conservador del vestuario de concierto de la mezzosoprano.

La mezzosoprano madrileña Teresa Berganza llevó por los escenarios de todo el mundo una extraordinaria técnica que la elevó al podio de los mejores cantantes operísticos del siglo XX, un virtuosismo que ella achacaba no solo a un don innato sino al estudio tenaz y la disciplina, que defendió con ahínco: "Yo soy música antes que nada", proclamaba. Fallecía en mayo de 2022 a los 89 años en San Lorenzo de El Escorial, municipio en el que residía y que la nombró hija adoptiva. Además, el Teatro Auditorio en la localidad lleva desde 2018 su nombre.

“Siempre llevaba una libreta donde apuntaba el vestido que lucía en cada teatro", añade el comisario.

La mezzosoprano utilizaba el mismo vestido en varias ocasiones con el mismo repertorio, "pero nunca lucía el mismo vestido en el mismo teatro", explica.

"Su intención era presentarse ante el público con respeto y con decoro y, para ello, organizaba su vestuario con la misma seriedad con la que preparaba su voz y su canto", detalla.

Padín considera que Berganza era una "española universal, cosmopolita, trabajadora, amante del arte y disciplinada, una mujer que llevó una carrera universal y que fue reconocida también por su elegancia".

Berganza paseó por la Scala de Milán, la Ópera de Viena, el Covent Garden de Londres o el Metropolitan de Nueva York una voz castiza traída de su niñez en la calle de San Isidro y de sus juegos infantiles por barrios cercanos al Teatro Real, "pero además lució su elegancia y su sonrisa".

"Su estilo es muy interesante", apunta el comisario quien detalla que entre los años 50 y 60, "años dorados de la alta costura", Berganza lució diseños de EISA (Balenciaga Madrid), Caruncho, Pedro Rodríguez y Elio Berhanyer.

En los años 70, se decantó por Inés Higuera, una diseñadora que apostaba por una moda "más ecléctica y exuberante". En los 80 confió en Christian Lacroix quien le hizo un diseño para el estreno de la ópera de la Bastilla.

Desde que hizo "Carmen" de Bizet, Berganza se decantó por el rojo y el negro y optó por introducir en la línea "una evocación al influjo español y a la pintura barroca", cuenta el comisario quien no pasa por alto la importancia de los volantes y los flecos en su vestuario.

"Solía lucir prendas de inspiración goyesca, además de mantones y peinetas", afirma Román Padín Otero, quien no pasa por alto el gusto de la cantante por los vestidos blancos y plateados como el "sari de Balenciaga".

"Esta prenda, que Berganza compró de colección, se ha convertido en un tesoro: solo hay seis en el mundo, una de ellas la adquirió Richard Burton para regalarse a Liz Taylor", cuenta el comisario.

Hasta el mes de octubre, el Teatro Real recuerda, en el primer aniversario de su muerte, a Teresa Berganza –voz de referencia de la ópera en España-, con esta muestra en la que se exhiben alguno de sus trajes de concierto que vistió a lo largo de su carrera