Arruís, muflones, ciervos y cabras: de atractivos de la montaña a ruina de los agricultores

Este tipo de fauna salvaje ha crecido en los últimos años sin control y la situación es preocupante

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Isabel Bartolomé

Alicante - Publicado el - Actualizado

3 min lectura

La Unió Llauradora i Ramadera ha realizado un estudio sobre los efectos que causa anualmente la fauna salvaje (arruís, muflones, ciervos y cabras) en la zona de la Montaña de Alicante y las pérdidas directas para los agricultores se acercan a los 10 millones de euros.

Los mayores daños de estas especies se concentran en las comarcas alicantinas de la Marina Alta, la Marina Baixa, El Comtat, L’Alcoià, L’Alacantí y el Alto y Medio Vinalopó, donde se producen cada vez más pérdidas en cultivos como el olivar (47%), almendros (39%), otros frutales (13%) y cereal (1%).

LA UNIÓ considera que la agricultura en la Montaña de Alicante se enfrenta, además de a la sequía prolongada, a una amenaza creciente como son las especies cinegéticas. Los ciervos, muflones, arruís, etc., animales que en tiempos pasados eran considerados parte del atractivo natural de la zona, se han convertido en una preocupación significativa para los agricultores. Estos animales, introducidos o gestionados con fines cinegéticos, están causando daños considerables a los cultivos y generando un impacto económico y ambiental alarmante.

Todos estos animales son herbívoros por lo que se alimentan de una amplia variedad de plantas, incluyendo las cultivadas por los agricultores de la zona. Los ciervos, por ejemplo, tienen una preferencia por brotes tiernos y hojas, lo que los convierte en una amenaza para las plantaciones jóvenes y los árboles frutales. Los muflones, con sus hábitos de pastoreo, pueden devastar campos enteros de cereales y hortalizas, mientras que los arruís, con su capacidad de adaptarse a terrenos escarpados, no solo consumen cultivos, sino que también pueden desarraigar plantas en busca de alimento.

Aparte de esta evidente pérdida directa de la cosecha también hay consecuencias indirectas, como el aumento de los costos para los agricultores que deben invertir en medidas de protección, así como en la replantación de cultivos dañados. Además, los daños recurrentes pueden desincentivar a los agricultores, reduciendo la productividad y la viabilidad económica de las explotaciones agrícolas. El impacto económico de estas especies en la agricultura alicantina es significativo. Los daños causados no sólo afectan a los cultivos, sino que también están provocando accidentes de tráfico, y el riesgo de transmisión de enfermedades a otras especies animales.

El arruí por ejemplo es una especie procedente del norte de África e introducida en Murcia en los años 70 y está catalogada como especie exótica invasora. En las comarcas de la Montaña de Alicante se calcula que puede haber unos 2.500 ejemplares.

“El equilibrio entre la conservación de la fauna cinegética y la protección de la agricultura es un desafío complejo, pero manejable. La Montaña de Alicante, con su rica biodiversidad y su importante sector agrícola, puede servir como modelo para otras regiones enfrentadas a problemas similares. Con un enfoque integrado y sostenible, es posible proteger los intereses de los agricultores al tiempo que se conserva la riqueza natural que define a esta hermosa región. Es crucial por tanto implementar desde la Conselleria de Medio Ambiente estrategias de gestión sostenible que equilibren la conservación de la fauna cinegética con la protección de la agricultura”, señala Miguel Ángel García, agricultor afectado y productor de aceite de LA UNIÓ en Benifallim (L’Alcoià).

García ha visto como en los últimos años ha perdido bastante cosecha de aceitunas en la parcela que tiene más cercana a la sierra por los destrozos de los animales ungulados, mientras en 2022 tuvo unos 1.300 kilos, en 2023 recogió ya solo sobre 300.

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