El obispo Munilla destaca el legado del Papa Francisco: "Él quiso que nuestra iglesia fuera pobre y para los pobres"

Pena, dolor y gratitud. Así ha despedido el obispo de la Diócesis de Orihuela-Alicante, José Ignacio Munilla, al Papa Francisco. "Ha muerto con las botas puestas", ha destacado el prelado, quien ha aclarado: "Ha arriesgado su vida hasta el último momento, incluso el Jueves Santo yendo a una cárcel para visitar a los presos cuando acaba de salir de su ingreso hospitalario".

"Su vida y su ministerio han sido un ejemplo de humildad, amor y compromiso con los más necesitados, y su legado permanecerá en nuestras vidas y en la historia de la Iglesia", ha señalado en un comunicado la Diócesis.

"Damos gracias a Dios porque nos ha marcado profundamente, con un estilo de sencillez y de pobreza evangélica", ha remarcado Monseñor Munilla.

"Él quiso subrayar que nuestra iglesia fuera pobre y para los pobres. Que fuésemos austeros en nuestra forma de vivir y que nos prodigásemos en atender a los sufrientes en el mundo. Ese es sin duda uno de los legados principales", ha añadido.

La Diócesis, después del funeral oficial en Roma que tendrá lugar este sábado a las 10 horas en la Plaza de San Pedro, convocará la celebración de un funeral diocesano. "Me alegra ver que ya en las parroquias de la provincia de Alicante se han llevado a cabo iniciativas de horas santas, encuentros y de oración por el Santo Padre, y ya pidiendo por el que será el próximo Papa. Es una Diócesis viva, que está viviendo con Fe este momento", ha remarcado José Ignacio Munilla.