Ángela Moral: "Lo primero que me dijo mi madre es que lo habíamos perdido todo"

Ángela Moral Ferrer nació en Catarroja. Desde los cuatro años juega al fútbol, su pasión. Es portera y se formó desde los diez años en la cantera del Levante UD. Ahora juega en el Elche CF y desde la localidad alicantina vivió en la distancia la fatídica tarde-noche del 29 de octubre que arrasó su localidad natal y también su casa familiar situada en una planta baja de la calle Miguel Martí Raga. En Deportes COPE Valencia nos cuenta todo lo vivido estas últimas tres semanas y lo mucho que queda por hacer para volver a una relativa normalidad.

La tarde de la tragedia desde Elche

Afortunadamente estamos bien. A mí me pilla en Elche y la angustia y la incertidumbre fue tremenda esa tarde. Estaba en la Universidad y empiezo a ver vídeos que me mandan de cómo llegó el agua al barranco, de cómo se desbordó. En cuanto salí llamé a mi madre, pero apenas pude hablar con ella porque me dijo que tenía que colgar porque el agua ya estaba entrando en casa, vivimos en una casa con planta baja. Eso sería sobre las ocho y media de la tarde. Desde entonces, hasta la una del mediodía del día siguiente, no supe nada porque no había cobertura. Estaba medio tranquila porque en la parte de arriba vive mi abuela y siempre se podían subir arriba con ella, pero al no saber nada, fue mucha angustia.

La comunicación con casa

Cuando por fin pude hablar con mis padres, lo primero que me dice mi madre es que lo hemos perdido todo. Entró más de metro y medio dentro de casa. Estaban todo bien, que es lo importante, pero detrás de eso, la casa, el coche, todo perdido.

La llegada a Catarroja

Quería haber salido de Elche, pero justo dieron la otra alerta roja. Fui el pasado fin de semana. Hasta Beniparrell no encontramos cola, a partir de ahí, todo lleno de barro, los coches al lado de la carretera, todo destrozado. Era un escenario increíble. No podíamos entrar en coche y tuvimos que ir por la vía del tren para poder acceder al pueblo. Lo que me encontré es coches amontonados todavía, barro por todas partes y al entrar a mi casa, lo que vi es que no quedaba nada.

Solidaridad sin límites

La gente de Catarroja está comiendo y bebiendo gracias a los voluntarios que llevan cosas a las casas. Los comercios están cerrados, algunos ya ni existen. Si quieres ir a un supermercado tienes que ir a Albal. Afortunadamente no ha faltado gracias a toda esa gente que ayuda. Estas en casa y cada quince minutos llaman a la puerta por si necesitas algo. Sin la solidaridad de la gente hubiera sido imposible. Gente que se ha quedado sin casa, o gente como en mi barrio que ha sido desalojada porque la finca no estaba en buen estado y ha sido acogida en otras casas. Para reconstruir todo va a ser un proceso muy largo. No es reconstruir algunas cosas, hay que reconstruir todo el pueblo.

El fútbol como válvula de escape

El primer día no podía pensar en otra cosa. Luego es verdad que el fútbol me sirve para evadirme y desconectar al menos cuando estoy entrenando. Se agradece esos ratos en los que estás haciendo deporte. Mis padres intentan no contarme cosas para que no me preocupe, creo que me mienten y me ocultan cosas. Es duro. Desde la distancia no sabes el alcance de lo que te cuentan. Cuando entré en casa y vi que no quedaba nada, es un golpe de realidad muy duro. Lo importante no es lo material, está claro, pero hay muchos recuerdos que he perdido.

Mucho trabajo por hacer

Mi padre trabaja en Valencia, pero afortunadamente salió pronto porque hacía mla tiempo y llegó a tiempo de meterse en casa. Mi madre está teletrabajando así que, en ese sentido, tuvimos fortuna viendo toda la desgracia que ha ocurrido muy cerca de casa. Queda mucho trabajo por hacer y esto no es cosa de dos días. No hay que dejar de dar visibilidad para que no se nos olvide.